lunes, 23 de febrero de 2009

Perdida

Entre manuscritos encerrada, pues en ellos parece que hallaré mayor realidad que en mi propia vida. Las horas pasan, indiferentes, sin emoción que las llene como en un pasado, imposible decir si queda cerca o lejos.

Rara vez se oye un ruego mío hacia los cielos, pero me es imposible no hacerlo: ¿Por qué? ¿Por qué mi corazón ha de estar tan frío como mi piel? ¿Que me distingue, que me aleja de la muerte definitiva?

Perdida la voluntad, tan solo impulsada la vida por los misterios que esta ciudad trae. Y la esperanza que los cuentos traen.

sábado, 21 de febrero de 2009

Casa de muñecas

El aire arde en los pulmones, la carrera hace tiempo que ha comenzado. La noche, junto al miedo, ha caído sobre nosotros. También la furia, ya que no sabemos si la bestia ha salido de su encierro para perseguir a la presa.

Recorriendo el camino: no hay rastro. Corriendo hacia las puertas de hierro, el alivio a nuestros pesares. Está en casa.

Los corazones suspiran relajados, el mío cuando la tengo en mis brazos. Largo camino y grande multitud hasta volver a acariciar su piel.

Nada tenía sentido en la incertidumbre. Si algo le hubiera pasado, no hubiera vuelto a verla sonreír. Mis ojos siempre la buscan cuando sonríe. ¿Qué haría yo sin ella, sin la alegría de sus ojos?

miércoles, 18 de febrero de 2009

Tretas

Comenzado el carnaval, las máscaras mienten y engañan sin cesar. Se oyen risas por doquier. Calles atestadas de bufones, falsa nobleza y predicadores herejes.Todo mezclado, confundiendome, no me deja saber que mano debo aferrar. Sin yo saberlo, la equivocada.

La sonrisa se contagia, sin poder definir alegre o nostálgica. La 'vieja guardia' marcha conmigo, uniendose a la gran fiesta.

- Toma la máscara y síguenos sin rechistar - dicen a media voz.

La gran broma ha empezado a difundirse, ignorando quién es la víctima. Entre callejones y cristales, puedo verla: la futura reina. Luce hermosa un vestido de vivos colores, me complace con un baile.

Descubriendo en un final que ella será la autora del mayor engaño. La máscara está en el suelo, y al fin puedo verla como realmente es.

lunes, 16 de febrero de 2009

Diana

No hay tiempo. Bloodfire conduce a toda velocidad, y debido a esto, en el rostro de Roxanne puedo ver puro terror. Supongo que el mío refleja lo mismo.

Llegamos. Se la llevan de mi lado, y empieza la espera. Foxler, a mi lado, aumenta mi nerviosismo cuando empieza a discutir con Bloodfire. Maldita sea, uno con más boca que espalda y el otro con un sentido común inferior al de un crío de 5 años. Y ni siquiera sé decir quién es quién.

Por fin, me llevan de nuevo hasta Roxanne, y allí está ella: mi pequeña. Unas pequeñas protuberancias que salen de su pequeña cabecita y de su espalda muestran su verdadera naturaleza, pero no importa. Ahora duerme apaciblemente, totalmente ignorante de la guerra que se ha combatido por ella. Y la que queda por combatir.

Roxanne también duerme, agotada por el duro trayecto y el parto. Ese changelling, el doctor Terroncillos, no se ha despegado de nosotros desde que su rey apareció en escena. Con sus extrañas dotes remedia las protuberancias que la cubrían.


Concilios. La ciudad se reúne para debatir el modo en el que defenderemos la ciudad. Justo ahora. Lady Morgana nos divide en grupos para cubrir las zonas. No dudo de su juicio, pero algunas lealtades que ha escogido me hacen vacilar. Sin embargo, toda ayuda es bien recibida en estos momentos.

Oberón, que participará en la batalla, sigue en sus tentativas de recuperar a la pequeña y a Roxanne. Ambos tenemos mucho que perder.

Alejandro, Lady Morgana, Bloodfire. Wolf. Roxanne. Muerte y ruina para aquellos que se deleitan en vuestro sufrimiento.

Diana, la brillante, ilumina nuestro camino. Que tu luz brille siempre con alegría.

Ojos ambarinos

No hay que huir, seguirán allí. El resto del mundo permanece en trance, de igual modo la última resistencia, ha caído en un sopor del que me es imposible despertarles.

El maestro permanece inmóvil, mirándome con ojos muertos a pesar de que su corazón aún late. Su respiración continúa.

Volviendo al origen de mi miedo. Sus ojos ámbar han desaparecido en el fondo. La luz del sol brilla, un brillo grisáceo, irreal. No puedo verlas, pero siguen allí.

No toques su dominio, no serás bienvenido. No entres en su dominio, si quieres mantener alguna sonrisa, alguna emoción en tu ser.

Al otro lado

La noche caía sobre la pequeña ciudad. Las luces de las farolas creaban espectros difusos sobre callejones y rincones apartados. Espectros a los que se unían las sombras de los dos únicos caminantes que en aquel lugar se hallaban.

Ante las grandes puertas de hierro se detuvieron. Las olas rugiendo a lo lejos hacían de nana para los durmientes, y la música que acariciaba los oídos de ella cuando guardaban silencio. Cerró los ojos y se estremeció levemente al sentir la caricia de su acompañante, a la que siguió con un movimiento de cabeza.
La mano de él contorneaba su rostro, deteniendose en sus labios. Sus dedos temblaban cada vez que llegaba hasta ellos, y esa ocasión no iba a ser menos. Ella, al sentir el temblor, los besó con ternura, al que siguió otro beso en la mejilla de él.

Miradas encontradas, sonrisas compartidas. Ella marchó hacia el hogar, volviendo el rostro hacia atrás, un momento antes de perderse en la oscuridad. Ahora descansaría, disfrutaría, al igual que él, de las maravillosas visiones que la noche brinda a estos hermanos cuando la preocupación no turba su sueño.


Que el más dulce de los sueños inunde tus noches, mi ángel.

sábado, 14 de febrero de 2009

¿Amigas?

De nuevo, el frío. La ciudad me contempla... expectante, ya de por sí soy extraña por mi naturaleza. Más aún desde que regresamos a la época contemporánea. Ni siquiera puedo pasar desapercibida entre la multitud... Huelo el miedo, que acelera sus corazones y apenas les deja respirar. Como autómata, paseo por las calles nocturnas.


VanThorn me requiere ante ella. El camino hacia sus propiedades es largo, está demasiado alejado... y demasiado concurrido. Maldición.

Máxima discreción, todo en secreto al hallar el cuerpo de esa mujer. Un colgante que posee gran poder cuelga de su cuello... pero me es imposible otear su interior.


Por informe de VanThorn, fue un envío de un encargo de dudosa legalidad. Ahora el cuerpo de la muchacha está protegido por glifos y más conjuros. Magnífico... Fuera de esta contención, ese ser destruyo a 137 hombres... Me intriga muchísimo todo esto, pero sin duda mis habilidades no bastan.


De vuelta a la ciudad, regreso para cumplir el contrato de sangre del que depende mi vida. Danielle, "escondida", está en el edificio. Las fichas son movidas, peón y caballo han caído. Danielle se acerca al tablero, y extiende sus manos sobre el...

Drakoon. Sus palabras, al salir de sus labios, me hacen estremecer. Un poderoso y antiguo Tremere, que se negó a colaborar con el Abad... pero este es tan solo un rostro... El peón ha vuelto a colocarse en nuestras filas. Extraño, muy extraño. Me sumo en reflexiones hasta que la pequeña me hace salir con unas peculiares palabras.

- Katie, ¿quieres que seamos amigas?

No sé si fue la sorpresa o si realmente quería que así fuera. El caso es que asentí con la cabeza, y el resultado fue aún más impactante: sonríe de forma abierta y deposita un beso en mi mejilla.

Yo continúo en una especie de shock, por esa muestra de cariño inmerecido y el contacto físico... Su piel guarda todavía algo de calor...

...¿Padre?

Embustero, asesino, ladrón. No llegaba a comprender como podía describir a la figura que debía ser la imagen de su admiración. Claro que en esa familia nadie llegaba a ser lo que se esperaba de él.

Y esa certeza está presente siempre, no descansa. Han pasado años, pero aún parece que fue ayer. Siempre pendiente de lo que se debe hacer, dándote una imagen que nunca puedes alcanzar. Eres demasiado indigno, tus palabras son impuras, tus pensamientos no son claros. Acepta la fe que nunca ha habitado en tu corazón. Niega lo que siempre has querido, no queda otra. Mata tus sueños, aniquila tu amor, pues no llevará a ningún sitio. Destruye tus sueños, tus ambiciones son inútiles.


Asesinaste a mi mujer, mataste a mis hijos. Cogiste mi futuro y lo hiciste trizas. Que todas las desgracias caigan sobre ti antes de llegar al lugar más tenebroso del Seol

viernes, 13 de febrero de 2009

5002

El Palacio ha sido abandonado. Sus salas, vacías, solo conocen el silencio. Ni siquiera se oye el eco de eras perdidas.

¿Soy el cronista de esta historia? ¿A quién le pertenece el derecho a recordar, a añorar?

El Príncipe, huido. Los reyes, en cruel batalla, lejos de aquí. La segunda en descendencia ha sido raptada, y nadie hace por recuperarla.

Tan solo quedo yo, observando el tiempo en silencio. Pasillos sin luz ni futuro.

Almas rasgadas. Corazones sin consuelo. Fragmentos de un Espejo Roto.

Soy soberano de un reino muerto.

¿Quien nos robó nuestra vida?

domingo, 8 de febrero de 2009

Sin nombre

No puedo oírles. Los gritos suenan demasiado alto.

Un gran agujero negro se ha abierto ante nosotros, y con gran fuerza nos arrastra al interior. Intento alejarme, pero la habitación es demasiado pequeña...

No importa si ese abismo me traga, tan solo quiero que ella esté a salvo. Ella, que, aunque muda, refleja en sus ojos lo que mis palabras no pueden expresar.

A fuerza de golpes, mi guardián nos abre paso hacia el exterior. Ella sigue abrazada a mí, y así o logro salvarla o se perderá conmigo.

Lo imposible para llegar hasta la salida, hasta que, con los ojos fuertemente cerrados, descansa fuera de este infierno. Ahora, sin prisa ni desasosiego, me desvanezco, caigo en la oscuridad.

El guardián grita, e intenta alcanzarme. Ahora ya no puedo ver su mano, ni las lágrimas en sus ojos. Ya están a salvo.

sábado, 7 de febrero de 2009

La Caza

Despertamos. Las luces de la ciudad están en la distancia. El gran rey, desafiante, nos deja paso para recorrer la ciudad. Tan solo ocho horas.

Toda la ciudad duerme, como en un sueño de una noche de verano.

Comienza la carrera. Atravesamos la nave industrial, y allí encontramos a Entraña Pútrida. El changelling, bajo las órdenes de su monarca, ataca sin pensar. Sparlan es el primero en caer, pues pierde un brazo. Bloodfire nos cubrirá mientras Wolf, Sparlan y yo continuamos adelante.

Sparlan se desvia para llegar al taller de Daemon. Allí está nuestra mayor arma.

Wolf y yo seguimos el camino, hasta el centro de la ciudad. Oberón se materializa ante nosotros. Wolf toma su forma Crinos y carga contra él.

- ¡Corre, Athan! - me grita mientras se enzarza en la pelea - ¡¡Corre!!

Sigo corriendo, ya queda menos. No sé cuánto tiempo me queda, pero mi desaliento resulta cuando Wolf cae ante mí, moribundo.

- Su corazón sigue latiendo, pero no por mucho tiempo - anuncia Oberón

Ambos cargamos. Muerte o victoria. Su poder es mayor, y con una fuerza que desconozco, raíces que surgen de mis heridas me sujetan contra un edificio. Lucho con mi mente por creer que todo esto es una ilusión, una quimera. En vano.

Pero desaparecen. Desconozco por qué, y quiero creer que alguien le hizo frente al rey, prestándome gran ayuda.


Tan solo a unos pasos de mi meta. Vuelve a aparecerse, y nuestras armas son nuestros puños. Demasiado fuerte. Nos envolvemos en un arazo, agarrándonos de los brazos y el cuello. No veo mas que desesperación y orgullo.

- ¡Ella me pertenece! - grita con rabia.

- Tal vez te pertenezca, ¡pero no te ama! - respondo. No puedo creer que se agote el tiempo, no puedo creer que vaya a perderla.

Un último intento para llegar al final, me abalanzo hacia adelante. Y la campana suena.

Oberón grita de dolor, cayendo de rodillas, completamente indefenso. Recorro los últimos pasos que me quedan. He

Cierro los ojos, y al abrirlos de nuevo, lo que llevo soñando desde que se rompió la quietud de nuestro hogar aparece ante mí: Roxanne acurrucada entre mis brazos, acariciándome el rostro y despertándome de mi horrible pesadilla.

Mi reina, no me abandones jamás.

martes, 3 de febrero de 2009

Palabras de un ángel

Escritos prohibidos, que traen desconcierto y caos a la muchedumbre. Si tan solo una de sus palabras saliera a la luz, la soledad volvería a envolverla.

En ellos, se esconde el profundo sentimiento del alma celosamente protegida. Mudo observador, que se deleita en su sonrisa. No me dejes caer.

Pero la lluvia, aunque placentera, el humor ensombrece. Nos obliga a cubrirnos, entre negros pensamientos. Silencios que lo dicen todo, ausencias que todo lo muestran.

La dulce canción cubre la noche, mostrando la alegría hace años olvidada.

lunes, 2 de febrero de 2009

Sangre y Glamour

Las presas estamos advertidas. El miedo, que recorre todo mi cuerpo, no puede hacerme retroceder.

Ese extraño ser me ha abierto las puertas de su reino, permitiéndome una "audiencia" con Oberón. ¿Le dejará realmente su orgullo rebajarse al nivel de los mortales? Esperemos que si, y que su extrema confianza lo haga caer.

Wolf, al que creía perdido, ha regresado al hogar. Perdóname, amigo. Debí ser más fuerte y defender lo que ambos amabamos. Junto a él, lucharé para rescatar lo que queda de aquel sueño.

La campana de hierro sonara imponente, y hará agonizar al orgulloso rey.

domingo, 1 de febrero de 2009

Disfruta tu desayuno

Despunta el alba. Los tímidos rayos del amanecer caen sobre mis parpados, haciendo de manos que corren las cortinas de mis ojos. La noche ha sido inquieta, pero tengo una certeza desconocida para mi que me tranquiliza.
Mis pasos hacen juego con la quietud de la mañana: no se oye mas que el cantar de los pájaros.
Cierro los ojos y aspiro el suave aroma del café... respiro tranquilo... mis hombros se relajan al sentir el tacto de sus manos. Acarician mi nuca y se deslizan alrededor de mi torso, abrazándome desde atrás... Me hundo en el aroma que despide su cabello, mientras que suavemente contornea mi rostro con su nariz...
Tomo una de sus manos y la llevo a mis labios. Va acercando su rostro al mío, sus ojos están cerrados y me muestra una sonrisa adormilada. Sin necesidad de mirarme, busca mis labios y me regala un beso...
Me abandona por momentos para buscar su taza de café, momentos que aprovecho para observar su figura. Aunque este cubierta, deja paso a mi imaginación.
La razón de mi calma. Su beso, su abrazo, sus manos... sus ojos. Sus ojos que me miran con un interrogante, al que respondo con otro beso. Sonríe complacida y se deleita en el calor del sol mañanero.
No podría tener un desayuno mejor.