Silencio y espera. No nos queda otra que mantenernos firmes, quietos, esperando nuestra oportunidad. Todos impacientes, esperando a que caiga la última defensa. Atacamos cuando, por fin, la conciencia duerme. Y es entonces cuando comenzamos a dibujar en un espacio vacío. El sueño nos permite volar.
Creamos con lo que nos permite conocer el día. Ante demasiados pensamientos y acontecimientos, nuestra pintura se convierte en caos, y el durmiente tiembla de miedo. En el sueño relajado, sonrisas incoscientes afloran en los labios
Neutrales, no queremos ningún mal. Solo necesitamos exteriorizar el instinto creador. Y liberamos lo que realmente se esconde en el alma y en el corazón. A veces, cosas terribles. Demasiado para que permanezcan dentro.
Abrimos la jaula y después, con la luz del alba, volvemos a refugiarnos
A la espera de que vuelvan para soñar
viernes, 17 de junio de 2011
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Estoy de acuerdo. el sueño en sí es una fábrica de sueños.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias a esto, a los sueños somos capaces de liberar no sólo nuestra conciencia sino nuestra capacidad ilimitada de creación.. cuando este mundo se queda tan pequeño...
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