Me sentía como intruso en aquella escena. Todas las hogueras ardían a nuestro alrededor, celebrando aquella fiesta del demonio. Pero aquel fuego de sus ojos no tenía nada que ver con aquello. La pareja que ni siquiera había empezado a ser bromeaba con medias sonrisas y besos que anhelaban ser robados. Solo hacía falta el valor para abrir el corazón
He perdido la cuenta del tiempo, tan solo veía las fotos que de vez en cuando dejaban caer. Y también de aquella noche que me encontré al enamorado, con su amplia sonrisa.
Amores de verano, lo llamaba, y que ojalá que no se los llevara el viento del otoño.
Ahora los miro y no sé si sonreír melancólicamente o dejarlo, simplemente. ¿Será el reflejo de mis miedos lo que en ellos todos hemos visto? A todos les ocurre alguna vez, lo he visto bien de cerca.
Supongo que los amores de verano, hace tiempo, acabaron
jueves, 21 de enero de 2010
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el brillo de la pasión dura lo que la llama de la hoguera...
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