Sentir como se desprende la magia de cada partícula de mi ser, viajando a otra dimensión en tan solo un segundo. Sentir el vacío. Sentir el frío de una presencia inquietante, criaturas que desafían incluso a la propia magia de Metáfora. Indefensa ante un peligro real, y llevar con ello la vida de una desconocida.
En Venecia encontramos al Mal, bajo el agua fría y años de muerte. Miriadas de cadáveres nadan inertes, contemplandolo todo con su mirada vacía. Y aquellas voces infantiles. Sus cuellos cercenados, sus cabezas de infantes rodando por el suelo nos harán perder la cordura.
El tiempo corre y el veneno en la sangre no tiene ningún impedimento para obrar su mal. Casi al desfallecer una mano amiga nos devuelve a casa. El entusiasmo por la llegada es la mejor alegría.
miércoles, 8 de diciembre de 2010
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Espero ser bien recibida a pesar del encuentro que tuvimos ^^
ResponderEliminarVaya Venecia terrible que nos pintas. Creo que de momento no me acercaré por ahí.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bravo por esa capacidad de desplazarte en el tiempo y en el espacio hacia esos mundos llenos de tragedia..
ResponderEliminarVenecia encuentra a la muerte,del mismo modo que Thomas Mann,o acaso Mahler.
ResponderEliminarEl agua es a Venecia lo que el tiempo a la sangre.
Un abrazo enorme hermano querido,y muchas felicidades !!!