Despertar en la mitad de la noche. Me siento inalcanzable en algún lugar desconocido, perdido del mundo. Nadie conoce mi camino. Solo se escuchan dos respiraciones. Tranquilas, y un suspiro. No es difícil encontrar su cuerpo, tibio y quieto, que se arropa en mí cuando me acerco para abrazarla.
Suspira.
Y se me escapa la sonrisa y pensamientos que al despertar no podré recordar. Tan solo quedará el calor que abriga el corazón. Y el saberse la persona más afortunada del mundo
miércoles, 12 de diciembre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¿Cuándo la próxima escapada?
ResponderEliminarNo me importa dónde, mientras vengas conmigo.