El niño es lentamente recogido, cuando el suelo reclama su cuerpo inerte, atrayéndolo hacia sí. El corazón roto de otra madre, que se deja la garganta en el lamento, las manos al buscar a su hijo de entre los escombros, la vida al encontrar sus ojos muertos.
Debemos de estar equivocados, ya que siguen luchando. Están llorando, ESTÁN MURIENDO.
Un silencio no elegido al ver la soledad de los muertos
sábado, 4 de julio de 2009
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