sábado, 11 de febrero de 2012

Blanco anochecer

Guardaba silencio, todavia aturdida. Le sobresalto casi el escuchar como me presentaba diciendole mi nombre. Lo repitio, saboreandolo entre sus labios, guardandolo en su memoria, "Susan". Entonces, compartio el suyo:

- Eriel

Ella coloco sus diminutas manos sobre las mias, que permanecieron como inertes, agotada por toda aquella incertidumbre. Habia abandonado el calor de mis brazos despues de escuchar mi pregunta. Fue entonces que senti algo muy especial, tal y como me sentia en aquellas extrañas situaciones. Algo fuera de este mundo, y me era imposible acostumbrarme a ello.

- ... Imagina... sentir ese calor... siempre, ¿sabes? - me dijo ella. Escuchaba su voz lejana, yo habia cerrado los ojos deleintandome en esa sensacion ultraterrena - Alli es como se siente, del lugar de yo vengo. Pero ahora... todo es diferente, y ya no se a quien creer... de entre todos...

Parecia confusa en su propio combate interior. Perdida, sola y en un lugar extraño, diferente a todo lo que conocia. Sin embargo, se habia dejado resguardar por mi.

- No dejan de seguirme - dijo interrumpiendo mis pensamientos, con ansiedad en su voz y en su mirada - Y casi nunca es el mismo. Tengo que volver a casa

Una ventana se rompio, dejando caer cristal y sangre. La figura que habia causado aquello rodo aparatosamente en el suelo, mientras la pequeña se refugiaba de nuevo en mis brazos. Me quede paralizada mientras la abrazaba con fuerza. Era una mujer, cuyo rostro bien podia reflejar el mismo terror que el mio. Me miro a mi, fugazmente, y despues a la criatura a la que intentaba proteger.

- Corre, estan llegando, ¡llevatela! - me grito, dejandome ningun margen para otras opciones. Obedeci sin rechistar, tomando la puerta lo mas rapido que pude. Desde lejos escuche como la "recien llegada" gritaba: - ¡Maksim, AQUI!

Como si lo hubiese invocado, un hombre, fornido y de gesto hosco, atraveso la puerta al caos que acababa de abandonar, que se lleno de gritos, golpes y la destruccion de mi hogar. No habia posado ni una mirada en mi ni en mi protegida, cosa que me alivio.

El frio de la ciudad nos acogio con menos hostilidad que lo que consideraba un lugar seguro

S.

lunes, 6 de febrero de 2012

Aguardando

Esta ciudad es un hervidero de locura. Estan los altos edificios, y la gente, miran hacia el suelo mientras caminan muy deprisa. Apenas se dan tiempo para ver lo que hay entre el suelo y el cielo, apenas se dan tiempo para mirarse entre ellos.

Yo no dejo de buscar, sabiendo que puedo haber perdido su rastro para siempre. Sigo aguardando, en el lugar que seria morada de nuestro ultimo encuentro. Pero nunca llego a aparecer. No me bastaba con el pensamiento de que nuestros encuentros no deseaban ser repetidos, debia de haber algo mas. Su sonrisa lo confirmaba, su serenidad mientras nos deleitabamos en nuestros silencios.

Las pesadillas en esta ciudad cobran vida, al amparo de la noche y a la fria luz del dia. Ellos se la llevaron, me la arrebataron de mis brazos, en esta urbe que es otro monstruo que devora todo a su paso. Crece y destruye, y nadie lo percibe. Pero yo sigo esperando, algun dia ha de aparecer, de entre el laberinto de sombras y niebla de esta ciudad cubierta por la nieve