miércoles, 22 de abril de 2009

¿?

16:41PM Miércoles
17:25PM Jueves
19:33PM Viernes
19:45PM Sábado
20:07PM Domingo

Resuena en la calle, inquieta mi sueño. Y TODAVÍA NO SE QUÉ ES.

¿¿...??

jueves, 9 de abril de 2009

Cerrado el telón

Dejé escapar mis bellos pensamientos y ahora me caigo. Y todo lo que amo conmigo. ¿Qué maldición cae sobre estos dias? No conozco uno solo de ellos en que no ocurra una desgracia.

Mi querida hermana, ¿qué más puedo hacer? Siento tu dolor, me llega desde la distancia. No mas veranos en el invierno, las sonrisas se pierden en anocheceres de primavera. Ojalá no tarden demasiado en regresar. Pero mientras tanto tengo tu llanto, que me ahoga. Ya es un mar, un mar de lágrimas.

Alguien dirá en un futuro.

Mármol blanco sobre la tierra

No recordaba una noche tan agitada desde hacia mucho. Prácticamente desde que llegué a la ciudad. Era un caos, y esta noche ha vuelto a serlo. Parece que ahora todo está en calma ya.

Lápida sobre lápida, no se veía nada más. La puerta ya no está, y gracias al cielo he podido decir lo que siempre quise decir. Sombras fugaces que recorren estas calles, intruso en este lugar.

Sin llantos, sin ruegos, sin nombres. El pequeño corre buscando a su madre. ¡Es una ilusión! Eso quiero creer, y se deshace entre mis manos. Cenizas. No puede ser. Su mano no me devuelve el apretón. ¡No puedes estar muerto!

Los niños no se rinden, tienen que ser valientes, ¿verdad? No estaís solos, y nosotros tampoco. Juntos vamos a ayudaros.

El sol se impone en el cementerio. Queda poco tiempo... Y ahora tú, amada, perdóname el no saber como quererte... Y muere, cruel ilusión, que engañas. Esa hoja en la garganta para que no vuelvas a pronunciar un solo nombre en tu maldita existencia.

Jimmy, mi pequeño, ¡estás bien! Volvemos a casa, todos. Al amanecer, con el sueño abrazaremos a aquellos a los que más amamos.

miércoles, 8 de abril de 2009

De vuelta a su hogar

Alyson duerme, al igual que Diana, que duerme en brazos de su madre.

El sol me baña; las tinieblas han desaparecido. Igual que la mirada triste de un recuerdo que me persigue.

La ciudad es un mar de recuerdos, aunque no me pertenezcan. Un calor que me abraza, que me acoge con cariño. El Príncipe es tal y como soñé: todo un rey sobre esta pequeña ciudad. Todos le respetan y le admiran. Yo me uno a esa admiración sin dudarlo un segundo.

Cristina Cronwell... Un enigma, una persona que siempre ha aparecido en mis sueños, quien podía dar luz a todas mis preguntas. Admirable, valiente. Y al fin la verdad más importante: está muerta, defendiendo su ciudad y todo lo que más amaba.

Alyson no ha sido bien recibida en ciertos lugares. Para nuestra desgracia, acabamos en el único lugar donde podía peligrar seriamente nuestra vida: un local de Lupinos. Ambos tenemos el lugar vetado, y yo temo por su vida. Maldición, debo protegerla también.

Y esa criatura de los subterráneos... Es monstruosamente grande y poderosa, y me sorprende que me halla dejado con vida. ¿Por qué me consiente estar en su territorio, y por qué me habla de aquella que ahora duerme?

Eso es, duerme, en las entrañas de la ciudad. Y algo que no la deja descansar, algo que no le permitió ni siquiera vivir.

"... Pero lo que está claro es que ella no está muerta."

lunes, 6 de abril de 2009

Mañana de niebla

Nuestra pesadilla había acabado.

La brisa acaricia todo mi cuerpo, y el olor a mar nos rodea. El sol me obliga a cerrar los ojos, y respiro tranquilo.

Sentado en la arena, con la el rostro hacia el cielo. Ella descansa en mi regazo mientras acaricio su pelo. Como en casa, como en su día también fue.

Parece dormida, excepto cuando con su mano busca la mía. La sostengo con firmeza, con todo mi cariño. Un calor se extiende por mi pecho. Ya no veo el sol, ni el mar ni oigo el susurro del viento ni sus juegos. Mis sentidos se centran en su sonrisa y su calmada respiración.

Está en casa, y la acompañaré siempre, hasta que ella decida marcharse.

Mi querida hermana, no me dejes caer.

domingo, 5 de abril de 2009

La fortaleza cayó

Rezando a un dios en el que nunca creí, agradeciendo los buenos y malos actos de su mano, pues por ellos soy como soy. Reunidos todos, separados por familias. El miedo apenas les deja articular las plegarias.

Los cañones hacen temblar la infraestructura de nuestra fortaleza. Nuestro pueblo no ha levantado ninguna contraofensiva: se resignan a su propia perdición.

A menudo la tentación de abandonarlos a su suerte, pero no puedo dejar a mi padre y a mi hermana. Tienen demasiado de mi mismo. Moriré con ellos... No quiero... Todavía no.


Madera por doquier, mi hogar. Amplitud donde quiera que mire. ¿Dónde demonios estoy? ¿Qué significa todo esto?

Perdido en el silencio de mis noches.

Lothem

Lylian llora, Veronique teme. Clava sus dedos en mi brazo, de puro miedo, mientras imágenes de lugares conocidos pasan ante nuestros ojos. Lugares en los que aún quedan por descubrir secretos, que pueden traer nuestra perdición. Una antigua reina, ¡quédate bajo tierra y deja a las almas descansar en paz! Suficientes tormentos han pasado como para también tener que sufrir en su eterno descanso.

Lothem... Susan Lothem... ¿Qué pasó en ese lugar, mi amor? Los únicos testigos que quedan, tus antiguos compañeros de juegos, poco pueden decirme. O quizás yo no pueda escucharles.

Cinco lugares, que convergen en esa mansión maldita. A las tres de la mañana, cuando empieza el caos. No hay nombres, sin miradas cruzadas.

¡Teneis que vivir, quedan demasiadas cosas por las que luchar! Demasiadas cosas por hacer, gente a la que amar, a la que proteger. Un arma que absorbe las ánimas, sin piedad. Por la ciudad, por ellos.

Necesito abrazarte una vez más.

sábado, 4 de abril de 2009

Visita

La quietud del hogar. Tan frágil y sensible como su piel. Tan delicada, tan bella. Su sonrisa que quiso conquistar mi amor, hasta conseguirlo. Pero también conquistó al visitante no deseado.

Sin poder contenerlo, ella cambió. Sus ojos se llenaron de malicia, cosa desconocida para su inocente persona. Ya no hablaba, salvo para lanzar maldiciones a los cielos y a todo aquel que le resultara indeseable. Se perdieron las noches en vela, en las que nuestros susurros eran lo único que se escuchaba.

Mi buen amigo Alan acudió a mi llamada. La observamos en silencio durante largo tiempo. Él, paciente. Yo, desesperado por encontrar cura a su mal.

Nuestro pequeño hogar, cuyas paredes de madera habían absorbido todo mi miedo, mi incertidumbre y desesperación. También su odio hacia todo lo que la rodeaba, sus gritos, su malestar y nuestro sufrimiento.

La fe hacía tiempo que había desaparecido, pero Alan me hizo llegar a una conclusión: algo habitaba en su interior. Decidimos sacarla de allí. Teníamos que buscar ayuda, alguien podría hacer algo por ella.

Se resistió sin cuartel, pero algo en sus ojos me decía que acabara con todo aquello.

Mi querida hermana, voy a hacer todo lo posible por acabar con ese tormento.
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En ocasiones, el interior, el subterráneo de lo desconocido, es más amplio, está más lleno de lo que esperamos.

miércoles, 1 de abril de 2009

Fresas

Contabamos solo doce años. El camino que quedaba por recorrer era largo, pero no me importaba. Todos marchabamos a un paso lento, distanciados unos de otros. Aquel que veíamos como tirano y ejecutor, y más adelante como el más fiel de los amigos y mentores, marchaba como sombra que ensombrecía toda sonrisa.

Aunque allí seguía la sombra, solo tenía ojos para ella. Con ese paso ligero, propio de los nuestros pero único en su persona. Su pelo oscuro ondeaba al par que el plumaje de sus alas. Todo un ángel en la tierra.

Ella era la alegría, que contagiaba a todo el que la miraba. Más aún aumentó aquello que sentía cuando vi brillar sus ojos al encontrar unas cuantas fresas en el camino.

Su pasión: las fresas, a las que se suman ahora sus dos pequeños. Adorable Zafiel, con cuanto cariño recuerdo hoy tu valor y tu inocencia.
Que el alzar de tus alas sea eterno.

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Para Danielle, que a mis alas dio fuerza y brillo.