martes, 24 de marzo de 2015

J-24

Oscurecía sin que apenas pudiese percibir la llegada de esa noche. Demasiado deprisa, de forma demasiado intensa. Solo pude detenerme en el camino, observando aquella extraña muerte de la luz de un día que no sabía cuando volvería a surgir. No había apartado la vista de esa puesta de sol hacía ya tiempo que culminaba, cuando escuché tranquilos pasos que se aproximaban.

Sabía que allí estaba, no había abandonado el camino desde que lo iniciásemos. Diferentes ritmos, diferentes paradas y descansos, diferentes recuerdos de unos parajes. Pero al final siempre caminando. Y ese tiempo compartiendo una senda, en mitad de aquella oscuridad, no podía dejar de reconocer sus pasos. Seguían, avanzaban, pero despacio. Solo volvieron a la normalidad cuando sentía que podía seguirle, que podía continuar.
Contagiándome sin evitarlo o intentarlo siquiera de un sueño más grande que nuestro mundo, más grande que nosotros. Lleno de una esperanza que no creía poder sentir.
Gracias a esa esperanza todavía continúo soñando.

Una sonrisa que parece que siempre le acompaña y unas palabras que no sé si recordará.
"Quiero cambiar el mundo"