miércoles, 28 de julio de 2010

Lluvia de recuerdos

De nuevo en casa. La sangre ya no mancha mis manos, la débil bombilla de mi apartamento ha decidido dejarse morir y el silencio lo llena todo. El gastado sillón en el que he pasado la mayor parte de mi vida, sumergido en libros y en grandiosas aventuras novelescas, me acoge como siempre, gruñiendo como el viejo cascarrabias que es. Los cristales retumban ante la fuerza del viento y las lágrimas del cielo repican constantemente. Pienso en las mañanas despertando ante el estridente sonido del teléfono, aquel armatoste que valía más como pisapapeles. Las distancias así se hacían más cortas, aunque fueran solo unos instantes. Después el mundo se cierra sobre el papel, creando historias que nadie puede conocer. El tiempo corre y te asombra mirar hacia atrás y observar lo que allí dejaste. Algunas puertas se cierran esperando a ser de nuevo abiertas, pero se necesita valor para coger el pomo. Las palabras no surgen ante aquel rostro que ahnelabas acariciar con la mirada.

Comienzan a pasear por la memoria todos aquellos que alguna vez estuvieron y los pocos que aún permanecen. Y el sueño vence, glorioso, hasta llegar al nuevo día.

viernes, 23 de julio de 2010

Cartas. Cartas que se pierden en el tiempo y se gastan en la memoria. Las palabras en ellas que nunca hemos podido decir, la distancia les da vida. Intentando con ellas derrotar al más fiero en enemigo de los amantes

miércoles, 21 de julio de 2010

Luz

Sigo escribiendo mientras espero el amanecer. Nuevas pesadillas han ahuyentado mi sueño, así que nada mejor que hacer que rasguear el papel. Creando mundos de la nada, exprimiendo ideas en blanco. Y sigo manchando de tinta mis viejas hojas. Las velas se gastan al mismo tiempo que la noche. Se levanta el fresco del amanecer, que limpia el alma y riega de recuerdos. No hay nada igual. Levantarme y huir de casa aprovechando que ni siquiera hay luz. Sentarme y sentir como los rayos del sol lentamente avanzan para acariciar cada centímetro de mi piel.

Mis mil mundos incompletos, mil personajes esperando a conocer su futuro. Todo ello lo baña el sol, la luz del mundo, la luz del conocimiento. Amanece un nuevo día, y espero a conocer un futuro incierto, inquieto y deseable a la vez.

Todo

Aún sigo sin poder creerlo. Todavía no. Pero pronto llegará la rotunda realidad.

Sigo sentada, observándola caminar. Contemplando como se fue, con montones de palabras que seguirán en mi cabeza durante mucho tiempo. Palabras que no acabarán de tener sentido para comprender lo ocurrido.

Aquellas manos tiernas. No acariciabas solo el rostro, también el corazón. Caminar alegre que invita a la risa. Tu risa, que invita a la felicidad. Nada comparable el sentir como me buscabas para sentir protección.

Ahora caminamos solas. Miro hacia atrás. No podía haberlo imaginado. O tal vez sí.
Supongo que todo acaba alguna vez, pero no imaginaba que fuera así.

martes, 20 de julio de 2010

Infierno gris

La incertidumbre atenaza el corazón, también mis manos a la hora de actuar. Mirando por doquier a todos lados, sin encontrar un alma que quiera dedicarme una mirada. Todo gris. Mis manos teñidas de sangre es lo único que puede verse con claridad en este mundo de penumbra. Cuerpo inerte, a mis pies. Ojos vacíos, hacia mí. ¡Y sin saber siquiera por qué! Acusación injusta a aquel que ni siquiera se atreve a mirar al pasado, el abismo del olvido es demasiado profundo.

Soledad y olvido. Soy un fantasma en esta maldita ciudad, nadie es capaz de verme, de mirarme. Las lágrimas caen con violencia sobre el duro suelo durante mi carrera. Maldita soledad, maldito infierno de penumbra.

Allá, a lo lejos, veo color. Una mirada intensa, y a la vez perdida. Sus manos, al igual que las mías, teñidas de sangre. Mirada asombrada, parece haberme visto... haber visto a un igual. Sobre su figura, la sombra de la vida que arrebató. Siento entonces, percibo la presencia oscura que sigue mis pasos. Incansable, sus ojos cerrados, una simple bruma que asemeja a la joven que ahora debate su alma entre los infiernos.

Vuelvo a mirar a mi igual. Todavía permanece quiero, mirándome con auténtico horror. Ambos emprendemos la huida, a sabiendas de que jamás dejarán de perseguirnos.

domingo, 18 de julio de 2010

Premamá

Las heridas de flecha aún dolían cuando desperté, aún así mi primer pensamiento fue saber de los niños que iban a ser acogidos y mis compañeros Petirrojos. Gracias a... los cielos, todos ellos estaban bien.

- Debería evitar las heridas en su estado - dijo una voz cercana - Especialmente cerca de su vientre.

Fue aquel amable señor que había curado y vendado mis heridas quién me informó de que todos mis compañeros y protegidos se encontraban bien. Me hizo tender sobre la cama, y me dediqué a observar mi entorno. Una habitación alumbrada por una chimenea, en la que mi anfitrión se dedicaba a contemplar las llamas.

Pero, un momento... ¿que estado? ¿Qué quería decir aquell? ¿Qué significaba?

- ... ¿Que estado?

Mi anfitrión, cuyo nombre desconocía, cosa que ahora me parecía bastante irrelevante, me miró perplejo.

- ¿QUE ESTADO?

- Está usted embarazada, ¿no lo sabía?

Negativa con la cabeza.

- Pues entonces... ¡felicidades! Procure descansar y evite...

Yo ya no oía nada más. Volví a tumbarme, ya que a la excitación me había vuelto a incorporar.

Iba a tener un hijo... y yo era incapaz de concebir todo lo que ello conllevaba. Sin duda, un montón de cosas maravillosas. ¡Iba a ser mamá! ¡E iba a tenerlo junto a Noxel! Recordé entonces las lecciones sobre la familia a Lois... si yo era su tía... ¡Isaac iba a ser tío a la vez! Lamenté profundamente (una vez más) su marcha. Habían quedado muchas cosas por contar, por compartir... muchas miradas inquietas hacia Lois y hacia el cielo. O aunque fueran gestos del día a día. Pero faltaban.

Pero yo iba a hacer bien mi trabajo. Cuidaría bien de su bien más preciado, su hija, y ahora, también del mío.

jueves, 15 de julio de 2010

Decide

El café empieza a enfriarse, a la vez que la tarde. El sol cae y cada vez me es más difícil ver los rostros de aquellos que pasan por mi lado. He gastado los recuerdos recientes en los que nos vimos. Encuentros esporádicos y pequeñas cenas en las que apenas intercambiabamos palabras. También los recuerdos de antaño se resumen en pocas horas. Demasiado pequeñas para recordar todo salvo momentos puntuales: momentos inquietantes o sorpresas inimaginables.
Y fue entonces cuando todo pasó. Abrimos los ojos a la realidad, a nuestra realidad. El espejo se quebró. Nuestra propia casa se convirtió en un lugar extraño, sin que nadie pudiera saber si realmente pertenecía a todo lo vivido.

Quizás algún día podamos sentarnos y hablaremos abiertamente de todo lo sucedido. Pero no es válido huir, tampoco rechazarnos por lo que es condenable según aquellos que creen ver toda la verdad. Abre los ojos, de nuevo. Habla, comparte, aprende, mira. Y entonces, solo entonces, decide

martes, 13 de julio de 2010

Todavía sin nombre

Hoy se retrasa. La luz del sol baña las calles cerca del atardecer, de la huida del astro rey. Las hojas de mi libro ya están gastadas, torturadas por el veloz pasaje de mis dedos sobre ellas. No hay mejor combate para el aburrimiento y el tedio de la espera que un buen libro. Cada vez estoy más cerca del final, por eso a la vez deseo que llegue y que se retrase un poco más. Recuerdo el día que lo conocí, y me sorprendo traslandándome dos años atrás... ¿tan rápido pasa el tiempo?

Crecemos y evolucionamos juntos, viendo como personas importantes vienen y van. Por dentro clamo que, los que se queden, lo hagan por mucho tiempo más. Pero triste es ver que un día despiertas y no los ves en tus fotografías más recientes. Despiertas y no recuerdas la última vez que te dejó una llamada, aunque solo fuera para saludarte o contarte lo último que le ha hecho reír.

Pero él sigue ahí, llegando más tarde o más temprano, quizás retrasado por alguna caída, pero siempre rondando la misma hora. Con la mirada perdida, ensimismado en sus pensamientos. Casi siempre atento a tus ojos, o a tus manos. Y expresando algo que nada tenga que ver con lo hablado.

Mi amigo, que siempre llega con el atardecer. El chico del monopatín.

sábado, 10 de julio de 2010

Imagina

Imagina arrancar tus miedos a cada paso.
Imagina olvidar los malos recuerdos en cada sonrisa.
Imagina soñar que todavía queda esperanza.
Imagina que todavía queda un futuro para nosotros.

jueves, 8 de julio de 2010

Alienados

Caímos en un mundo que nada tenía que ver con el nuestro, nos sentíamos perdidos en aquella nueva dimensión. Aunque desconocidos, todos los allí presentes compartíamos el mismo temor, y nos ayudaba a no sentirnos tan solos. Ni siquiera poseíamos el recuerdo del hogar, estabamos despojados de toda esperanza de regreso. No había tiempo para ello.
Iniciamos una carrera desesperada al adentrarnos en unas cavernas cercanas. Largos corredores en los que cada paso en la oscuridad podían significar la muerte. Pero ninguno de nosotros cayó. Nuestra urgencia era tal que ignorabamos todo peligro, y eso podía hacernos casi invencibles.
Vimos entonces el resultado de nuestra urgencia: ciudad inundada, sumida en la desgracia y la destrucción. Incontables cuerpos surgían a la superficie. Algunos vivos, recurriendo a sus últimas fuerzas para escapar de la corriente de agua. Tantos otros, inertes, convulsionandose ante la falta de oxígeno bajo el agua. Ignoré a los niños que permanecían completamente quietos, aunque después resurgiera el recuerdo con el doble de dureza. Pero a nadie podría ayudar si me derrumbaba ante la muerte de nuestra esperanza, la esperanza de la humanidad. O lo que quedaba de ella. Perdí la conciencia de mis actos, aunque seguía en movimiento.

Horas después, me sorprendí sentado frente al lago, donde todavía descansaban algunos cuerpos. Los gritos y llantos fueron la nana de aquella noche, en aquel mundo extraño al que no pertenecemos.

lunes, 5 de julio de 2010

Guerra interna

Desvelo. De nuevo, los disparos en mitad de la noche. Los malditos tiroteos sin sentido de las bandas urbanas. Esmerándose en destruir nuestra existencia ya mermada por la guerra con los países vecinos. Las noches no son tan oscuras desde entonces: las iluminan las bengalas, en busca de nuevas víctimas que se aventuran en la oscuridad buscando una salida de la ciudad muerta. Yo todavía permanezco aquí, en las ruinas de lo que fue mi hogar, esperando que todo acabe.
Las voces amplificadas desde los caminones blindados todavía dan pavor. Prometen victoria y un nuevo sistema. Simplemente quieren erigir un imperio de entre las ruinas.

Pronto habrá que huir. Todos tenemos miedo a la muerte, y no quiero acabar mis días pidiendo auxilio entre las ruinas de este edificio, sin que nada ni nadie pueda ayudarme; ni siquiera escucharme.

sábado, 3 de julio de 2010

Invasión

Hoy he cambiado mi escritorio de lugar. Ahora mira hacia la pared.
Me gusta girar la cabeza y ver el atardecer.
Me gusta girar la cabeza y encontrar dos mundos diferentes junto a mí.

Me invaden los libros