jueves, 31 de diciembre de 2009

No need to say Goodbye

Parece mentira todas las cosas que han pasado este año. Y también parece mentira que se escape, al fin y al cabo, es solo tiempo.
Como el viento, te roza y después se marcha.

¿Y que puedo decir? Que es imposible olvidar todas aquellas historias que han quedado escritas, y a las que todavía queda ponerles final. Que aunque hemos perdido, también hemos ganado. Que tenemos muchas sonrisas que no se han guardado. Que vienen nuevos tiempos para añadir un número más a los años que hace que nos conocemos.
Que aún nos quedan días 22 para celebrar.
Sonrisas que regalar, abrazos que ofrecer. Gracias

Y que no hace falta decir adiós. Basta con una mirada y un abrazo.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Mirando a Metáfora

Aquellas últimas semanas las utilizamos para poder todo en orden. Para resolver los asuntos que nos quedaban en este mundo. No podía quedar ni un cabo suelto, ni una palabra por decir, ni un afecto que mostrar. Volvíamos a casa, pero nos preparabamos para entrar en guerra.

Caroline estaba absorta en querer ser útil, y progresó de una manera increíble. Drusila y Alphonse, amantes ahora, se preparan para tomar la corona de un reino del que nada saben. Vontiere y Lillitz... bueno, supongo que tendrán su final feliz, tal como querían.
De todo corazón, que no se trunquen sus sueños. Todos merecemos un amor correspondido.

...

Entramos en Metáfora.

Todo parece acuarela y lienzo en nuestro hogar. Las nubes cambian a voluntad, de forma y color. La tierra huele como si acabara de caer una llovizna, pura y limpia. Los años no pesan como en el mundo real, acostumbrados a sus leyes, ahora somos invencibles.

... Y ruego que esos ánimos nos acompañen en la conquista.

Hojas al sol

Quiero creer que todo fue un sueño. Todos lo queremos así, a juzgar por sus miradas perdidas. Ahora el combate ha acabado, aunque la sangre sigue buscando su camino en la tierra, como si fuera un río.

Las hojas de sus espadas brillaban al sol. Y las cabezas rodaban con tan solo un corte. Jamás había escuchado tantos gritos de muerte y de guerra. Todo el odio concentrado en sus gargantas, alentados por una causa que no es la suya. Sus cerebros poblados por ideas que son huecas, que jamás llenaron sus corazones.

Ahora los niños lloran encogidos sobre sí mismos, intentando apartar una pregunta de sus mentes:

¿Por qué?

¿¡Cómo puede tener sentido tanta muerte!?

viernes, 18 de diciembre de 2009

¿Un cuento?

La vida parece que se nos escapa entre descansos. Esperando que llegue el momento para poder hablar. Las palabras huyen con el tiempo. Si esperamos demasiado, se pierden para siempre. Pensamientos confusos, lágrimas ahogadas. Los puños apretados porque no podemos hacer nada más. Impotentes, exhaustos.

Nadie sabe qué pasó, cómo fue lo que murió. Porque esperaron tanto las palabras que llevaban la verdad.

Y colorín colorado,
este cuento se ha acabado.

Ella

Tumbada sobre la cama, los ojos cerrados y la respiración tranquila. Fuera llueve, y mis ojos ya han aprendido a ignorar la luz blanquecina frente a mí, a lo lejos. Un silencio absoluto, ni siquiera oigo sus pisadas. Tan solo siento sus manos acariciar mi espalda, haciéndome estremecer, antes de echarse sobre mí. Conoce su lugar exacto en mi espalda, también en mi pecho. En mis labios. El lugar de sus manos en mi rostro antes de robarme un beso.
Después tan solo sonríe traviesa y se marcha.

Mira por la ventana hacia el cielo gris, y después busca refugio contra mi cuerpo. Cerramos los ojos, mientras sus dedos acarician distraídos mi mano.

Me gusta ver como se encoge poco a poco mientras la abrazo desde su espalda. La sonrisa que adivino al besarla. Su mano buscando la mía. Riéndo sin control, abrazando a cualquiera que le dé un poquito de su corazón.

Una mirada atenta a cualquier gesto. Es... especial. Es ella, y nada más.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Efímeras

El frío me congelaba los dedos, pero seguía caminando incosciente. Solo levanté la vista ante la luz que me golpeaba los ojos. La noche era oscura, y de las ventanas surgía una luz blanquecina. Y allí estaba. Sin conocerla, sabiendo que nunca más volvería a verla.

Preciosa, encantadora, dulce en la mirada. Acariciando las palabras con sus labios, y con sus dedos al hombre que la acompañaba en la mesa. Tan solo un cristal me separaba de ella. A la vez tan cerca y tan lejos.

Envidié profundamente a aquel hombre. Tal vez marido, tal vez amante.

Quería sentir su calor junto a mí, y percibir como se esfumaba poco a poco entre mis sábanas. Tener aquellos labios susurrando sentimientos que nunca fueron para mí.

Y aquella fantasía transcurrió entre paso y paso. Sonrió, me miró por un instante, y en su memoria se borró mi rostro para siempre. Yo continúo caminando hacia casa, tarareando la canción de todos los días. Con una nueva musa que inspira estas palabras.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Frases gastadas

Mi prisión es una sala de espejos, en los que se reflejan las maravillas del mundo. Ahí reside la tortura. Son solo imágenes, intocables para mí. No tengo consciencia del tiempo que pasa. Tan solo puedo caminar, o mirar el techo que parece una puerta al abismo. A veces sueño que quiere tragarme, igual que los espejos.

Se escucha una melodía, y resuena lejana, en los momentos en los que consigo conciliar un sueño intranquilo. Parece querer acariciar, al igual que yo, las furiosas olas del mal que veo ante mí. O quizas aquel cielo azul, que empieza a cubrirse de nubes y a adelantar el atardecer. Maravilloso y perfecto.

Espejos y mi alma inmortal.
Condenado para la eternidad.
La melodía no para de sonar.

Y unas voces que parecen surgir de la locura ocupan mi mente con las preguntas que siempre me quedaron por responder.

¿Quién eres tú? ¿Por qué estás viviendo?
¿Quién eres tú? ¿Por qué estás luchando?

, me preguntan.

Solo quiero la verdad.

Eras de temor

El viento azota mi rostro a la vez que mis piernas me hacen viajar a gran velocidad por mi patio de juegos que son las calles de la ciudad dormida. La noche es nuestro mejor velo, las sombras nos hacen compañia en los ratos de soledad.

Y los niños, en su tierna infancia, seres que en su día también nosotros fuimos, son nuestros juguetes. Un suspiro pavoroso, o el llanto que acude en sus sueños, ya provocan nuestras risas alocadas y aullantes para lo que parece una eternidad. Rompiendo la quietud de la noche. Nos dicen lobos a veces.

Ignorantes, nos insultan nombrándonos así. Desconocen lo perfecto de nuestro cuerpo. Veloces como el viento, somos sombras en el bosque, nuestros afilados dientes arrancan con facilidad la frágil carne viva. Nuestros largos dedos, antinaturales para los humanos, son más hábiles de lo que se haya visto jamás. Y su tacto es gélido como el hielo. Eso los hace estremecer.

Para aquellos que tengan la desgracia de iluminarnos con la luz de sus ojos mortales, tan solo verán a unos niños ajados, perdidos y abandonados.

¡Sometidos a la ley del bosque! Rechazando toda sociedad, confiamos en las costumbres de un mundo antiguo, ancestral y milenario. Solo así podemos conservar nuestra existencia y nuestro linaje impuro.

¡Jajá! No será tan fácil exterminarnos. Somos los Usurpadores.

No sabría nombrarlo...

El sol despierta en la ciudad de la que intentamos huir cada día. Pero tampoco queremos desaparecer por completo de su belleza, pues nos da una libertad donde otros solo encuentran una prisión.
Una canción resuena constantemente en nuestras cabezas, como uno solo. Ni siquiera nos miramos, tan solo tenemos ojos para el horizonte. Para no caer. Y no solo nos une la canción. También las miradas, y las sonrisas.

No hay obstáculos, todo es superable.

Todo es belleza. Ver como se desfiguran los escenarios mientras recorremos las carreteras a gran velocidad. Volar debe de ser algo como esto.

Mis dedos acarician el asfalto mientras intento no caer. Equilibrio, gravedad, velocidad, volar, sentir, libertad, soñar, creer, VIVIR.