sábado, 30 de octubre de 2010

Vidas en el papel

Hoy por fin llegó la carta. Portadora de noticias nefastas o cantos de esperanza. Pero de nuevo la incertidumbre.

Desde aquella noche de tormenta, nada se sabe del rastro de los navegantes. Náufragos. Perdidos en las aguas, o quizás vivos. Es lo que los que aún vivimos intentamos discernir. Llamadas, registros, avistaciones. Fotografías. Nombres grabados en rincones de todo el mundo. Eso es lo que mantiene viva la llama de la esperanza.

Al principio, todas las familias surgieron como conciliadoras, afectadas y unidas por una causa común. Pero el tiempo hace estragos, y culmina las vidas sin muchas respuestas. Muy pocos quedamos ya, esperando. El resto ha optado ya por olvidar. Pero es imposible evitar aquellos asaltos de la memoria, en los que vuelven miradas, risas, comentarios. Personas extraordinarias, que llegan a nuestras vidas cambiandola por completo. Porque todas las personas que pasan en la vida, antes o después, mejor o peor, son extraordinarias.
Esas personas te hacen crecer, cambiar, pensar. Vivir.

Por supuesto que no he olvidado. La muerte a un paso, pero sigo esperando. Los desaparecidos son ya una leyenda en la familia, mantenida como afición para robarle el sueño a los pequeños. Quizás así logre mantenerlos vivos. Nunca perdamos la fuerza, la esperanza, antes de cerrar los ojos para siempre.
Sigo esperando una nueva carta

viernes, 29 de octubre de 2010

Observando tus pasos cada día. Contemplando tus gestos. Admirando la delicadeza de tus manos que ciñen tu abrigo para protegerte del frío. Como quisiera tomarlas entre las mías y plasmarlas sobre el papel. Deseando rozar tu piel mientras tu mente vaga ausente, siendo entonces mi tacto algo desapercibido. No ser descubierto espiando tus suaves dedos deslizandose sobre un piano, o tomando el lápiz para rasgar el papel con tus letras.

Pero me basta con saber que de vez en cuando tu mirada se posa sobre mis ojos, o tal vez sobre mis hombros, inclinado estoy entonces sobre un escrito sin sentido alguno. Tal y como este. Y ni siquiera sé si es real aquella mirada que tanto deseo. A todos nos vale el ensueño para poder volar
Se acabó la historia. Nada de llamadas al comienzo de la noche, nada de planes improvisados. Se acabaron también los abrazos incoscientes, que tanto me llenaban sin siquiera saberlo. Todo está ya dicho, y no caben las dobles interpretaciones. Ella ya ha decidido, y no cabe más que suspirarle al cielo.

Las noches quedarán vacías sin su presencia: les faltará su risa rompiendo el frío silencio. A todos nos cambió. No hubo nadie a quien su vitalidad dejara indiferente. Caricias perdidas para siempre, se las lleva la memoria en casa soplo de aire. Y la imaginación tan solo juega malas pasadas, haciendonos creer que aún sigue con nosotros, en sueños efímeros que deseamos eternos.

No rozaremos el alba con los ojos entrecerrados de cansancio.
No venceremos al sueño creando verdades imposibles.
Nuestra utopía se pierde como nuestras voces en el vacío.
Hasta siempre

sábado, 23 de octubre de 2010

Los sueños siempre han sido mi tormento. Desde que tengo memoria, mi infierno personal está en mi mente, y abre sus puertas para mi en las noches más oscuras. No hay sueño en el que no recuerde estar rodeada de tinieblas, en un palacio de las sombras. Estas sombras son los súbditos, que en ocasiones me obeceden y en ocasiones intentan raptarme. Raptarme para llevarme a un lugar que me es totalmente desconocido, y quizás no quiera saber de él. Pero la oscuridad acoge, y no abandona nunca.

El terror que me produce aquel lugar va acompañada de una familiaridad extraordinaria. Tal vez no sea tan ajena a ese lugar... Pero papá y mamá dicen que son tonterías, nunca han hecho caso de ello. Supongo que la época en la que los sueños dejan de atormentar pasa con el tiempo.

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Han pasado los años y mi mundo ficticio no ha desaparecido. Digamos que lo he convertido en parte de mí, lo espero cada noche con una mezcla de ansiedad y deseo.

Mi hermana menor creció, por suerte, sin dar mayores evidencias de tener terrores nocturnos. ¿Por qué iba a tenerlos ella también? Ella no puede ver las sombras que corren alrededor de casa, y que se dejan escuchar en el tejado. Tan solo yo, que pasa las noches en vela a causa de miedo, puede escucharlos. ¿Qué buscan? ¿Qué pueden querer de este lugar? ¿De mí?

Esta noche, visitando a mis padres después de mi viaje de estudios, he visto unos ojos amarillos observandome desde mi ventana. No pude reaccionar hasta que se marchó, dejando aquel recuerdo grabado en mi mente. Grité. Grité hasta que en mi cabeza solo quedaron los aullidos

Laura
Las lágrimas del cielo golpean contra el cristal, dejando constancia de la tristeza del cielo. El cigarrillo se consume en su propia brasa, casi intacto. Y la mirada perdida en el cielo oscuro, rememorando todo lo buscado, hallado y perdido. Al fin y al cabo es lo que nos queda al final de la vida, un puñado de imágenes imperfectas modificadas por las pasiones inconexas.

Dejamos el tiempo correr. Pronto llegará el amanecer, y el cuerpo quedara inanimado sobre el sillón, atrapado al fin por el mayor misterio de todos los tiempos

domingo, 17 de octubre de 2010

La lluvia cae y oculta los rastros de aquellos que deben caer bajo mi espada. Las misivas de ayuda se humedecen bajo mi chaqueta. Aún perdidas, el mensaje seguiría siendo claro: la muerte asolaba las pequeñas aldeas indefensas. La fe no les daba la salvación, y tampoco velaba por sus sueños. Otean al abismo que será su muerte y temen perderse en esa oscuridad. No les culpo, ya que es un pozo demasiado profundo, un misterio inalcanzable para la mente humana. Y el miedo tan solo los empuja hacia él.

Estoy cerca. Anochece y los gritos de los niños a los que las pesadillas asaltan por doquier llenan el cielo. O tal vez no sean pesadillas.

domingo, 10 de octubre de 2010

Continuar. Eso es lo que nos queda: continuar. Perdimos aquel deseo, anhelado con tanto fervor. Despertar de nuevo en la oscuridad, sentir aquel calor tan próximo, tan íntimo, y que tan solo hubieran pasado escasos segundos de toda aquella noche. Porque es importante sentir tu abrazo cuando las pesadillas llegan y asolan el corazón. Porque es vital saber que tú también deseas con mi misma fuerza que no acabe nunca.

Con los dedos cruzados, esperando que la espera no sea tan larga. ¿Repetimos?

viernes, 1 de octubre de 2010

Nada mejor que una voz monótona para cruzar los límites de lo imposible y crear nuevas historias. Recurramos al tópico y vamos a resurgir de nuestras propias cenizas, como el ave fénix. Combatamos la realidad a plumazos, con cañones de letras y espadas de tinta. Porque hay historias que todavía deben ser contadas.