miércoles, 29 de junio de 2011

El deseo [XII]

Apoyaba sus manos sobre su escritorio, atestado de papeles, informes y información que no le llevaba a ningún sitio. Frustración en su corazón, también en su rostro, y no podía ocultarlo de ninguna manera.

La redada y el desalojo de aquel local de corrupción había sido contraproducente. Coartadas sólidas, todo en su lugar. Los permisos debidamente manejados, seguramente con alguna jugada para beneficio del falsificador.

Benjamin Harvey comenzaba a ver enemigos en cada esquina, en cada lugar de su oficina. Cada mirada era malintencionada, todos maniobraban sus pesquisas para escapar de la atenta mirada que esperaba para cazarlos a todos por corruptos y tratantes de la mala vida

"Todos callan como esas prostitutas del antro que desmantelamos ayer, y ni rastro del arma que se llevó a Thomas..."

Apretaba los puños, reprimiendo un golpe. Paseaba como una bestia enjaulada. No veía la hora de tener al asesino en una sala debidamente insonorizada, para obrar allí su propia justicia, tal como aquel monstruo había hecho con su familia

"Las ratas se ocultan a la luz del día... tal vez haya que buscar en las mismas alcantarillas para hacerlas salir"

Sonrisas de satisfacción y una nueva pero oscura esperanza comenzaban a aflorar

1 comentario:

  1. La caza del monstruo lo llevará por un territorio siniestro, despoblado de de humanidad. Probablemente encuentre la forma de hacer su propia justicia, en cambio, dejará allí su alma para siempre, es el precio a pagar.
    Besos guapo y Querido Amigo.

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