jueves, 4 de febrero de 2010

Sensibles a lo perfecto

Nadie podría haber tocado en toda una eternidad aquella fragilidad sin quebrarla un mínimo. Y por supuesto, ninguno de los presentes que por fortuna pudiera haber, se hubiera atrevido a romper ese silencio. Ella caminaba ausente de este mundo que parecía tenerla encerrada. Su paso era armonía en el bosque, como si en aquel tiempo de paseos y reflexión se fundiera con la grandeza de los árboles.

Caminando lento, la mirada perdida en ningún punto en concreto, ya fuera en el cielo o en el camino a recorrer. Dejaba a sus manos recorrer la textura de todo aquello que la rodeaba. Como si una música de violines hubiera hecho presencia en su mente.

Cualquier sentido se habría rendido a semejante belleza, sensibilidad, aún intacta por la vida. Pero aquella paz debía desaparecer, para que sus manos pudieran crear las formas adecuadas con su pluma para poder abrir su corazón al resto de la humanidad.

La pluma y el papel pueden ser los mejores confesores que se hayan descubierto jamás

5 comentarios:

  1. Sin dudas, y estos confesores no están obligados al secreto, más bien por el contrario: se complacen en compartir con alguien más esos secretos...sobre todo si vienen del corazón.

    Desde el otro lado del mundo, besazos y abrazotes con ese, mi cariño grandote!

    ResponderEliminar
  2. Es hermoso que de vez en cuando venga un ángel y nos habla de cómo funciona por el cielo las nubes.. un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Ella... Caminaba ausente... Bonito paseo por las nubes.. Aunque en realidad estubiera en un bosque. Te quiero.

    Mentirjillas desde mi reino.

    ResponderEliminar
  4. me encantan los ángeles. Por desgracia no se me presentan a menudo jeje.
    Un apaluso y un saludo!

    ResponderEliminar
  5. No es necesario que la paz desaparezca para lograr escribir con soltura, más bien creo que es cosa de lograr la mejor armonía.
    Saludos!

    ResponderEliminar