lunes, 19 de septiembre de 2011

¿Respuestas?

Había caído dormida en un sillón, mirando la ventana, sin estar segura de como había llegado hasta allí. Tegan ya dormía plácidamente, desconectando del resto del mundo para despertar hasta bien entrada la mañana siguiente. Pero yo no tendría esa suerte, sino que desperté sobresaltada por nada en especial. Simplemente, abrí los ojos en una penumbra

La tenue luz que entraba por la ventana dejaba mucho a la imaginación del lugar en el que estábamos, y también al miedo. Más aún cuando escuchaba los pasos de alguien en la habitación de al lado.

Todo mi cuerpo estaba fuera de mi control. Me sentía fuera de mí, y a pesar de querer esconderme en el último rincón de la casa, seguía avanzando para encontrarme con aquel inesperado visitante.

No sabía si sentir tranquilidad o decepción cuando encontré a un extraño hombre hojeando pacíficamente los libros que había repartidos por la casa. No parecía temer nada, más bien parecía un tipo aburrido que buscase distracción en los libros de su propia casa. Igualmente, seguía siendo surrealista, como parte de un sueño

- Q-q ¿Quién es usted? - pregunté casi con violencia, apretando los puños y arrepintiendome al instante de haber roto el silencio

Él, simplemente levantó la cabeza con una mirada curiosa hacia mí. No parecía sorprendido por haberlo descubierto, ni tampoco mostraba alguna otra emoción que no fuera esa calma. Sostenía algo entre sus manos, algo que no había soltado en ningún momento, mientras curioseaba en la casa. Lo alzó para que pudiera verlo a la suave luz que entraba por la ventana

- Tú eres quien dejaste todo lo que ha sucedido por escrito - afirmó, sin vacilación alguna, mientras sostenía mi reciente y extraño diario - sin siquiera saber del todo que es, y hasta donde abarca

Asentí boquiabierta, viendo los niveles de incredulidad que estaba alcanzando todo aquello. Un desconocido entra en mi casa, curiosea a placer y conoce lo que yo he vivido, y que apenas se discernía entre el delirio de un sueño agitado. Tenía que estar soñando

- Todavía me faltan respuestas, para saciar tu curiosidad y la mía - siguió explicando mientras no le perdía de vista un solo segundo - Pero a ninguno se nos escapa que algo está a punto de ocurrir. Saber el qué es lo que nos toca descubrir ahora, aunque tendremos que esperar

Se acercó a mí, soltando mi diario, y pasó una mano, en gesto suave, frente a mis ojos. Sus ojos claros, como si hubiera agua en ellos, fue lo último que recuerdo antes de que todo se volviera oscuro.

S.

1 comentario:

  1. ¿Quién será ese hombre? Quizá no deberías haber roto el silencio.

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