sábado, 24 de diciembre de 2011

La ultima pieza

Se presento como un rey de la lejana Arcadia, ese reino en el que moran las pesadillas. Un extravagante señor que desconoce el limite de su poder, y se divierte tentandolo. Alli empezaba
su juego. Cumplia las normas, no se excedia en sus palabras, guardaba el minimo respeto requerido ante el regente de la ciudad. Pero en sus ojos brillaba el orgullo, y la victoria asegurada antes de ver empezada la batalla

- Os escucho... señor - dijo Artur, el regente, con cautela. Un timorato sentado en el trono, demasiado atento a lo pendiente que estabamos todos a cada uno de sus movimientos

- No os costara atender, tampoco cumplir, mi demanda - contesto el invitado, que respondia al nombre de Luthenis - Mas bien sera... un alivio a vuestra pesada carga

Los dedos de Artur se cerraron en un puño, nervioso y exaltado ante la demora que se daba en las explicaciones de Luthenis.

- A este mundo, sin duda, no llegan las nuevas del otro lado de la frontera, Arcadia. - coloco sus manos con las palmas hacia arriba, queriendo abarcar a los alli presentes - Comprendereis la gran conmocion que deja en un reino la ausencia de un heredero. Mas aun cuando el elegido es apartado a la fuerza de su glorioso destino.

Artur guardaba silencio, con una de sus manos cubriendo sus labios, guardando cuestiones y dudas que le asaltaban. Tampoco yo comprendia hasta donde llegaban sus palabras

- El elegido... o la elegida, era una debil criatura del mundo mortal - anuncio Luthenis - Que ahora ha sido raptada contra su voluntad, y traida hasta este lugar. Ahora pensad... - tras esto, una pausa

Lera se inquietaba a mi lado, sin intervenir, pero sumandose a la agitacion que se hacia comun en los otros vastagos de la noche a nuestro alrededor

- ¿Cuanto cuesta la vida de una heredera, perteneciente a mi mundo? ¿Que podran crear, o destruir, por conseguirla?

Sonrio en mitad de aquel silencio que se palpaba, se divertia con aquel juego que habia creado. Habia lanzado al tablero la ultima pieza para que empezasemos una guerra que nadie deseaba, que todos querrian evitar.

Todos entendiamos, todos esperabamos. Habia comenzado un viaje sin retorno

Maksim

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