miércoles, 13 de enero de 2010

Cuentos para dormir

Mis manos están frías por el contacto con la escarcha de las tejas. Sí, hemos subido a los tejado de casa buscando el silencio y un cielo en atardecer. Digamos que las cosas allá abajo, en casa, no están del todo bien. Mamá y papá discuten, pero supongo que les pasa a todos.
Cogí a mi hermanita Judith y la subí, pues hacía días que me pedía subir para ver las estrellas. Aún no podíamos verlas, pero así aprendería a ser paciente.

Ha pasado casi una hora, y ya no se oye nada más. Estarán hablando y solucionando todo, dando ejemplo y cosas así... Pero no me apetece bajar. Corre una brisa fresca que revive el alma y nos hace desafiar el horizonte. Judith parece una bolita, así envuelta entre tantas mantas. Ahora le está contando cuentos a las estrellas para ayudarlas a dormir. Lo mejor es que nunca cuenta uno diferente, y a su modo, también los comparte conmigo.


Hacía demasiado frío, y tuvimos que bajar. Ahora la pequeñaja pinta en su cuarto alguna idea fantástica de su mente maravillosa. Paseo por la casa que permanece en silencio a tientas. No hay mucho que averiguar: a papá y a mamá les sorprendió el sueño en el sofa, abrazados.

2 comentarios:

  1. Perfecto en los detalles, en los sentimientos mezclados y en esa ternura desarraigada que siempre destilas..

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  2. Qué ternuraaaa!!!! Vaya que me gustaron estas letras mi Querido Escritor! Calan, confortan y contagian la apacibilidad del momento.

    Se sienten como una bienvenida a esta Amiga tuya que siempre te lleva en el corazón!

    Va un tremendo Abrazo y un sonoro Besazo para Vos!!!

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