viernes, 29 de octubre de 2010

Observando tus pasos cada día. Contemplando tus gestos. Admirando la delicadeza de tus manos que ciñen tu abrigo para protegerte del frío. Como quisiera tomarlas entre las mías y plasmarlas sobre el papel. Deseando rozar tu piel mientras tu mente vaga ausente, siendo entonces mi tacto algo desapercibido. No ser descubierto espiando tus suaves dedos deslizandose sobre un piano, o tomando el lápiz para rasgar el papel con tus letras.

Pero me basta con saber que de vez en cuando tu mirada se posa sobre mis ojos, o tal vez sobre mis hombros, inclinado estoy entonces sobre un escrito sin sentido alguno. Tal y como este. Y ni siquiera sé si es real aquella mirada que tanto deseo. A todos nos vale el ensueño para poder volar

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