domingo, 5 de diciembre de 2010

Un reflejo incierto

En estos momentos me gustaría obtener un manual para dirigir un reino. Sería muy considerado por parte de alguna entidad generosa desconocida. Pero esa suerte no llegará. Serán el ingenio y la astucia las mejores maestras.

Me faltan las caricias en el rostro que ayudan a coinciliar el sueño en noches turbulentas. Ella duerme, con la esperanza de que su sueño sea tranquilo y reparador. Por los dioses, mi vida, no tardes en despertar. Te necesito. Con mi rostro frente al espejo, ya casi no me reconozco. Mis ojos tienen una frialdad desconocida. Creo que alguien debe sacrificarse por un bien mayor... ¿he entregado toda mi fuerza en ésta empresa? ¿Me corresponde a mí toda esta carga? Este mundo de intrigas es demasiado peligroso para confesiones fáciles. Cualquier sombra puede ser un enemigo. Una palabra tiene diez sentidos, y cien accesos para robarme la vida.

¿En quién confiar? ¿Dónde está el punto entre el deber y la ambición? A veces creo confundirlo, y ni siquiera soy capaz de saber si lo he traspasado ya o no.

Extraño una voz amiga, con la que poder huir de toda intriga y paranoia. Extraño a aquel con quien primero compartí enfrentamientos y después la amistad. Una amistad inquebrantable.

2 comentarios:

  1. Hay que diferenciar esa delgada línea.
    Sí, creo que el consejo de un sabio te vendría muy bien ahora mismo ^^

    Quien sabe, quizá las respuestas a más de un ENIGMA no tarden en llegar.

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  2. Tener un corazón limpio sería necesario antes que nada, la fortaleza de la voluntad y el arrojo para tomar decisiones difíciles... dificil dirigir un reino..
    saludos

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