sábado, 19 de febrero de 2011

Otros

El miedo congela los huesos y también la voz. La nieve está manchada de sangre a nuestros pies. Y el cadáver yace sobre ella. El vaho que exhalan nuestras bocas es acelerado, es ahora cuando empezamos a recuperar el aliento. Las espadas también caen de nuestras manos, dudamos de que volvamos volver a empuñarlas por el horror que producen los recuerdos.
Ese ser al que creíamos humano se levantó después de que su corazón se detuviese. Su garganta, abierta, dejó escapar toda su sangre.
Cuando gritó con aquella vida artificial no podíamos creerlo. Sus ojos parecían hechos de hielo.
Recuerdo poco, tan solo cuando cayó por fin para no levantarse. Mi compañero no puede mirarme: se ha derrumbado en un mar de lágrimas, aterrorizado. Día a día, los caminos se vuelven más peligrosos

1 comentario:

  1. Si existen varios caminos, te aseguro que encontrarás alguno tranquilo.

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