sábado, 26 de febrero de 2011

Primera noche

Aquella noche apenas pudieron dormir. Estaba libres por fin de los muros de sus respectivos Firmamentos, aventurándose a cumplir la voluntad del Señor, algo que estaba por encima de ellos. Tampoco intercambiaron apenas palabra.

La hoguera en el improvisado campamento ardía con entusiasmo, y dos de los pequeños Engels observaban las llamas, atentos a cualquier sonido que pudiera perturbar la noche. Edoniel y Aaroniel eran los que guardaban el sueño de sus compañeros. El Rafaelita callaba, abrazandose a si mismo, mientras que Edoniel abría su gran libro, para dar comienzo a la pequeña crónica que debían llevar en su misión.

- ¿Escribes nuestra historia? - preguntó Aaroniel con timidez. Aquellas leyendas acerca de las escrituras vagaban por doquier, pero el misterio del método todavía seguía latente

El interpelado sonrió, y asintió como silenciosa respuesta

- Quizás algún día se conozca en todas partes - habló nuevamente. Comenzó a fantasear acerca de las hazañas y buenas acciones que podrían realizar en el camino.

El futuro era una historia, una incógnita, aún por resolver

2 comentarios:

  1. El viaje es largo, y si la historia es contada durante los siglos siguientes, vale la pena continuar. Y si no, siempre queda esa sensación agradable de hacer algo bueno.

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  2. y sigue siéndolo. pero al paso que vamos cada ves sigue siéndolo menos. el futuro será el final de los seres humanos...
    Buen relato!
    Un abrazo.

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