miércoles, 27 de abril de 2011

Refugio

Pronto, la ciudad sufrió un estremecimiento. Los niños se despertaron inquietos de terribles pesadillas, pero sin llanto. Observaban el vacío en silencio. Algo terrible había despertado.

Como surgido de lo profundo de la ciudad, los rincones y callejones, pozos y lugares de odio. Aquellos entes, espíritus vacíos de todo, comenzaron a surgir, como un tropel exaltado que no podía detenerse.
No gozaban de voluntad, tan solo en sus mentes, si alguna vez tuvieron, estaba ocupada por la idea de capturarla.

La pequeña Ana, que yacía en una duermevela insana en los brazos de Adrien. El escudo que había efectuado no duraría mucho, y sabrían pronto, como un foco dirigido hacia el cielo, donde se encontraban.
Sus fuerzas mermaban a cada paso. La carrera era atroz. Atrás, muy atrás, quedaba lo que anteriormente había sido su refugio

"Tendrán que huir si no quieren verse atrapados. Ni siquiera Fanderberg es capaz de resistirse a ellos, y revelarían nuestro paradero"

Adrien, en un último esfuerzo, se alzó hacia los tejados para encontrar refugio seguro hasta el amanecer. El sol devolvería a las sombras a donde pertenecían, todavía no eran capaz de sobrevivir bajo su luz. Dejó a Ana en lugar seguro, y su pequeño cuerpo se acomodó a donde estaban. Todavía hacia frío, y se encogía en sueños

Tomó un mechón de su pelo y lo acarició mientras la abrazaba

- Pronto pasará, tranquila... - le susurró con mucha fe

1 comentario:

  1. También el lector sufre un estremecimiento. El artículo mismo es un Refugio, una página de tranquilidad arrancada de un libro de pesadillas. Ah mi misterioso Amigo, tu estilo es muy especial. Besos y Abrazos!

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