domingo, 8 de febrero de 2009

Sin nombre

No puedo oírles. Los gritos suenan demasiado alto.

Un gran agujero negro se ha abierto ante nosotros, y con gran fuerza nos arrastra al interior. Intento alejarme, pero la habitación es demasiado pequeña...

No importa si ese abismo me traga, tan solo quiero que ella esté a salvo. Ella, que, aunque muda, refleja en sus ojos lo que mis palabras no pueden expresar.

A fuerza de golpes, mi guardián nos abre paso hacia el exterior. Ella sigue abrazada a mí, y así o logro salvarla o se perderá conmigo.

Lo imposible para llegar hasta la salida, hasta que, con los ojos fuertemente cerrados, descansa fuera de este infierno. Ahora, sin prisa ni desasosiego, me desvanezco, caigo en la oscuridad.

El guardián grita, e intenta alcanzarme. Ahora ya no puedo ver su mano, ni las lágrimas en sus ojos. Ya están a salvo.

1 comentario:

  1. Gracias por el comentario de antes la verdad esque este esta bastante bien me gusta tu forma de escribir , bueno espero que me sigas comentando

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