viernes, 1 de enero de 2010

Paseos entre luna y sol

No recuerdo por qué huía. Supongo que la situación se había hecho insoportable, y quería desaparecer. Seguía como quien no quiere la cosa a aquel vehículo. En su interior, aquella que me prometía la libertad.
El monopatín seguía rodando a poca velocidad bajo mis pies, cazando cualquier coche que fuera conducido por algún ente distraído. Porque solo eran un eco, entes. Miradas perdidas, cuerpos que son solo cascarones vacíos.
Y ella me había prometido la entrada a otro mundo. Tan solo la había visto una vez, y su piel oscura como el carbón me había hechizado. Sus ojos azabache parecían conocer todos los secretos del universo. Y la había poseído una noche, que ojala se hubiera hecho eterna.

Una vez dormitaba en mi cama, me habló acerca del portal. Así lo llamaba. Mi mente no atendía a razones. Y tan solo recuerdo estar siguiendo su mismo camino.

Me marchaba, y mi corazón estaba seguro de que sería para siempre. Pero por un momento, dudé de todo. Pensé en abandonar a mi amante, y a todos nuestros sueños. Empezaron a aparecer rostros conocidos, en los que vi por vez primera un rastro de emoción. Quise esconderme en lo más profundo de la tierra.

Cruce el portal, y solo en mi memoria permanece el recuerdo de la muerte de la luz...
... Ahora.. ahora no sé donde estoy.

1 comentario:

  1. criptico.. misterios.. una historia real o irreal siempre buscando la luz. hay algo eterno y especial en tus palabras...

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