martes, 13 de julio de 2010

Todavía sin nombre

Hoy se retrasa. La luz del sol baña las calles cerca del atardecer, de la huida del astro rey. Las hojas de mi libro ya están gastadas, torturadas por el veloz pasaje de mis dedos sobre ellas. No hay mejor combate para el aburrimiento y el tedio de la espera que un buen libro. Cada vez estoy más cerca del final, por eso a la vez deseo que llegue y que se retrase un poco más. Recuerdo el día que lo conocí, y me sorprendo traslandándome dos años atrás... ¿tan rápido pasa el tiempo?

Crecemos y evolucionamos juntos, viendo como personas importantes vienen y van. Por dentro clamo que, los que se queden, lo hagan por mucho tiempo más. Pero triste es ver que un día despiertas y no los ves en tus fotografías más recientes. Despiertas y no recuerdas la última vez que te dejó una llamada, aunque solo fuera para saludarte o contarte lo último que le ha hecho reír.

Pero él sigue ahí, llegando más tarde o más temprano, quizás retrasado por alguna caída, pero siempre rondando la misma hora. Con la mirada perdida, ensimismado en sus pensamientos. Casi siempre atento a tus ojos, o a tus manos. Y expresando algo que nada tenga que ver con lo hablado.

Mi amigo, que siempre llega con el atardecer. El chico del monopatín.

1 comentario:

  1. Un buen libro nunca decepcionba... es el mejor amigo para todos los momentos, cuando todo falla encontramos las palabras precisas en ellos..

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