viernes, 13 de agosto de 2010

El tiempo no vale nada

Una suave brisa viene a saludarnos y a acabar con sus últimas fuerzas. Por fin, cae dormida sobre mi hombro. Las estrellas siguen devolviéndome la mirada desde lo alto. La conversación se fue apagando poco a poco. Aquellas altas horas de la madrugada, subidas al capó de nuestro coche en mitad de la colina. Parece mentira que solo hacen unas pocas horas que nos conocemos. Sería el alcohol, serían las luces del local, o quizás sus ojos verdes de ciencia ficción. El caso es que nuestras miradas se encontraran de entre los montones de abrigos en esta tarde de invierno. Una sonrisa a tiempo para que no me dejaras escapar entre el gentío. En aquel instante me juré tuyo para toda aquella noche. Y tú pudiste verlo entre aquella oscuridad. De ahí tu sonrisa, estoy seguro.

No tengo ganas de saber que pasará al amanecer. No quiero imaginar que te marchas. No quiero ver en tu mirada una despedida, ignorando por completo cuando volveré a verte. Siempre odié ese tipo de ignorancia.

Parece mentira que solo hacen pocas horas que nos conocemos. Parece que te conozco de toda la vida. Cosas de críos, dirán. Tal vez, pero, ¿por qué no?

2 comentarios:

  1. ¿Por què no? ¿Acaso el amanecer no es otra promesa? A veces hay sòlo una noche, un momento sin tiempo, antes o despuès. Una eternidad para dos...

    Bellooooooo Sueño (o soñada vigilia) Como fuere, te acompaño con todo placer en estas letras.

    Besos (muchìsimos) Abrazos (aún màs) Sè feliz Queridìsimo Amigo mìo.

    ResponderEliminar
  2. A veces los flechazos son así, conoces a alguien y de repente tienes la sensación de que la conoces de toda la vida...espero que continúe..

    ResponderEliminar