sábado, 26 de junio de 2010

Arrancándolos

Amanece. La bruma y el rocío bañan las calles, ahora vacías, más muertas que en la propia muerte del día anterior. Nada comparable. En la duda de la misma existencia, solo entonces podemos determinarla con gran certeza. Busco libros en los que hallar una máxima, una gran regla en la que basar mi vida, atenazada constantemente por un miedo indecible, irracional. Mis recuerdos que se han convertido en crueles torturadores.

Mi propio ser cambia, mi cuerpo, en el paso de las eras. Perdí hace eones la cuenta de las vidas que han pasado por mi ser. He sido mil y un entes en todo lo que puedo llamar mi existencia. Lo único que permanece es aquella voz infantil cantando a mi oído en una lengua atemporal y a la vez incomprensible. En los libros está mi salvación. La víspera de la muerte en una sala, con frugal decoración, eso es lo de menos. Contemplando las llamas, abrigando el alma en sus últimos momentos. En completo silencio.

Sigo caminado. Aciaga noche, oscuros pensamientos. Ahora canto, en voz baja, llamando al sol para que aleje mis miedos

1 comentario:

  1. Y lo que te falta por recorrer. Proveeté de buenos libros. es aconsejable.
    abrazos!

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