lunes, 21 de junio de 2010

Tomar el lápiz

Hoy tampoco podré descansar. Un nuevo grito ha roto la noche, exclusivamente para mí, ya que solo yo puedo oírlo. Exclaman vorazmente en dos dimensiones totalmente diferentes, pero siguen ahí. Sobre el papel y en el interior de mi mente. Mis personajes, bendecidos con una vida y malditos por una impaciencia insufrible. Por ello gritan, suplican conocer su próximo destino, su futura desgracia o su merecida recompensa. Al fin y al cabo, tienen anhelos. Y aunque ficción, tienen, como nosotros, algo que contar.

2 comentarios:

  1. genial, cuando las musas llegan no respetan el sueño ni el descanso, se imponen sobre nuestra voluntad pujando por salir y hacerse ver. ¡Hazlos hablar¡

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  2. Ahí están como en la Divina comedia... pero, sabiendo su destino por anticipado.

    Pujan, pobres, porque tienen la voluntad de cumplir con lo suyo.

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