miércoles, 21 de julio de 2010

Todo

Aún sigo sin poder creerlo. Todavía no. Pero pronto llegará la rotunda realidad.

Sigo sentada, observándola caminar. Contemplando como se fue, con montones de palabras que seguirán en mi cabeza durante mucho tiempo. Palabras que no acabarán de tener sentido para comprender lo ocurrido.

Aquellas manos tiernas. No acariciabas solo el rostro, también el corazón. Caminar alegre que invita a la risa. Tu risa, que invita a la felicidad. Nada comparable el sentir como me buscabas para sentir protección.

Ahora caminamos solas. Miro hacia atrás. No podía haberlo imaginado. O tal vez sí.
Supongo que todo acaba alguna vez, pero no imaginaba que fuera así.

1 comentario:

  1. Uy... acariciar el alma... eso es bueno...bueno de sentir...

    En un mundo con tan pocos homenajes, quien ha acariciado el sentimiento, seguro que no deja amargura en la partida.

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