jueves, 28 de mayo de 2009

Espejo

La voz se había convertido en un murmullo, en el que era imposible distinguir palabras o alguna emoción. El sueño le vencía.

Aquella mañana hacía frío, y los brazos, sobre los que apoyaba la cabeza, le daban algo de calor. Los ojos cerrados, dormitando y a la vez soñando. Tal vez poniendose en el lugar del último héroe víctima de su admiración. O quizá dibujando alas a aquel ser que lloraba.

La campana que marcaba el fin de la clase resonó estridente. Abrió los ojos con lentitud, mientras percibía muy cerca la alocada marcha del resto de sus compañeros.

Se estremeció.

Observo su libro de Historia, en el que una imagen de las pasadas guerras le quitó el sueño durante varias noches. Le sorprendió el horror que provocaban aquellos colores apagados. Pero ahora, no estaban.

Miró a su compañero, cuyo color de ojos le fascinó siempre. No. Más allá, el frondoso verde de los árboles que aliviaban su encierro. Tampoco.

Quiso huir, pero no pudo. Tan solo podía esperar a que le atravesaran los segundos como alfileres. En una angustiosa espera, ni siquiera sabía si deseaba despertar o que simplemente volviese.

En algunos momentos creía ver algún atisbo, al mirar por las ventanas. ¡Casi estaba! Pero desaparecía en el instante en el que intentaba retenerlo, con su mirada, y en vano intento, con sus manos.

Llegó por fin a casa, que como de costumbre, estaba vacía. Recorrió todos los pasillos, y entró en todas las habitaciones. Se detuvo en el marco de la puerta de la habitación de sus padres, con la mirada en un punto fijo.

Era aquella sábana que ocultaba el espejo de su madre. Casi nunca la retiraba, y tan solo pudo verlo una vez.

Asió la sábana y la deslizó. El reflejó le devolvió su imagen con una expresión de total pasmo. En el reflejo, vió sus ojos azules, la pequeña imagen coloreada de su reloj.

Lloró y se lamentó. ¿Quién había sido el insensato que descubrió el espejo y le dejó robar los colores?

Se enterró en la sábana y cayó dormido. Para despertar de nuevo en un mundo monocromo.

1 comentario:

  1. Es curiosa y potente la fascinación que ejercen los espejos;seguramente recordarás la cita de Borges "Los espejos y la cópula son abominables porque multiplican el número de los hombres". También Haruki Murakami en "Sauce ciego,mujer dormida" tiene un cuento bello e interesante titulado "el espejo". Del mismo modo en estos día estoy escribiendo (intentando,efectuando un torpe simulacro),ficción en la cual no se hallan ausentes los espejos.
    Ya sabés que estoy muy impresionado por tu poética prosa que,en algunos momentos, es deslumbrante.
    Muchas gracias por tus comentarios,y tu amistad,te mando un abrazo gigante !!!

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