lunes, 29 de junio de 2009

Nieva

Recuerdo… que siempre hacía frío. A Raquel le gustaba mucho, sobre todo los días en los que nevaba. Me pedía siempre que la llevara a pasear, que no quería ir sola, porque le daba miedo perderse en mitad de tanto blanco.

Realmente casi lo hacía adrede: corría en busca de algo que llamara especialmente su atención, volando segundos después para mostrármelo. Sus ojos brillaban. Yo solía pensar que la nieve era parte de ella, que se escapaba de su alma hacia al cielo, para devolvérsela al nevar.

Los bosques nevados cerca de casa donde no cabía el color rojo.

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