La noche nace pura, mientras contemplo el cielo y la luna me tiene a su vera.
Me susurra de recuerdos de cuando solo se contaban aquellos a los que más admiraba. Y de cuando me unía a ellos en sus intrépidas incursiones en la oscuridad, para salir siempre victoriosos.
Mil recuerdos, cientos de frases, miríadas de momentos y risas que no podré olvidar.
Huyendo antes de que nos diera caza el amanecer, sonrisas que se esconden en las sombras, cansadas y felices. Vagos temores que en aquel lugar tomaran forma, vencidos por el calor de su mano y sus palabras, que aún permanecen en la memoria.
lunes, 22 de junio de 2009
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