jueves, 19 de noviembre de 2009

Segundas oportunidades

Veo iluminarse una habitación lejana desde mi ventana.

Frente a mí, el gigante llorón, derrumbado y roto por las palabras de una mujer. Sus grandes manos viajan desde la mesa hasta su rostro, cubriéndolo por verguenza y pena. Esas manos que me han abrazado, con desgana, pero aún así lo hicieron. Manos que algún golpe me han brindado, pero al ser mi hermano le está permitido.

Frente a frente, somos iguales. Tan parecido a mí, y a la vez tan diferentes.

Se deja el corazón en el acto de amar, también en los duros golpes.

Sus dedos que han aporreado un piano invisible sobre su mesa de madera. Un legado secreto que nadie debe conocer.

Mañana será otro día, para amanecer con el corazón en aullido de dolor, derramándo lágrimas sobre la almohada, callándolas para que nadie pregunte.

Gigante llorón, que pronto has caído. Segunda vez.

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