miércoles, 14 de enero de 2009

Hija de Gabriel

Mi nombre es Eldael, y soy una Gabrielita. El Todopoderoso, en su sabiduría, me concedió a mi y a mi orden el fuego flamigero para combatir a los infieles. Y con nuestras alas surcamos el cielo para combatir el mal.

Todo hay en mi memoria se limita a las largas horas en entrenamiento con espadas, la camradería entre mis compañeros Gabrielitas y Templarios y la increíble sensación de volar. Entre mis cortos espacios en el aire, pude ver a aquellos otros Engels de alas pardas: Urielitas. La magnificencia de su vuelo es inalcanzable para los Gabrielitas, pero lo compensamos con el manejo de la espada. Mientras que ellos manejan el arco, nosotros blandimos las espadas flamigeras con honor. Esperando impacientes a un enemigo lo suficientemente hábil como para darnos una bella muerte.

Hace poco ha llegado a mi un Templario trayendo un mensaje en sus manos: me ha llegado la hora de partir. La amenaza de los Engendros avanza hacia el oeste. Yo estaré allí para detenerlos.

Los nombres del resto de mi compañia todavía son un misterio para mi, salvo uno: Ubel, el joven Urielita.Me aproximo a el, silenciosa, para observarlo. Una mirada viva, que lo contempla todo con evidente curiosidad. El Signum recorre su cuerpo, pero con distintos emblemas. Sus alas pardas imponen una autoridad que hasta el mismo Ubel ignora... y su rostro... muestra tranquilidad y afabilidad... Nada que ver con los maestros instructores.

Espero que el manejo de su arco sea tan perfecto como parecen serlo sus verdes ojos...

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