lunes, 26 de enero de 2009

Su rey, nuestro verdugo

Las fieras se debaten. Hemos dejado de lado nuestra humanidad: volvemos a ser bestias. El Clan Gangrel se ha alzado contra el Príncipe y su primogenitura, al ver amenazada la vida de Alejandro. Bloodfire, Lady Morgana y yo nos colocamos junto a ellos.

No dejaremos a merced de los poderosos que siguen ciegamente al Príncipe a aquel que ha dado la vida por nosotros.

La puerta se abre, y el temor invade a toda la sala: Petirrojo. A pesar de que su apariencia es de un infante, su poder es casi palpable. Logra poner orden en la sala, y calmar a la Bestia. Su mano imponiendo orden sobre Sevilla, además de sus nuevas sobre aliados que están por llegar, dan una esperanza nueva para la ciudad.


Cada uno marcha a su hogar, y en el mío encuentro al indeseable Amadeo. Me ofrece la vida de Abigaíl, a cambio de no luchar. Mi respuesta es clara: No. Y al poco de responder, los alguaciles llegan.

Bloodfire, Alejandro y Kitano hacemos frente al fomor al que Amadeo ha dejado paso. La lucha es dura, más aún, cuando al creerlo vencido, su carne regenera formando de nuevo su horrible cuerpo. Finalmente cae. Cada uno lucha por sus motivos. A mi me mueven mis hijos, Roxanne y Abígail. Nuestra rabia es imbatible.

Roxanne está a salvo, pero permanece incosciente. Cuando me inclino sobre ella, aparece a nuestro lado una extraña criatura. Dice ser médico y changelling. Desde que conozco la naturaleza de Roxanne desconfío de estas criaturas. Y no me equivoco.

Esa criatura precede al gran rey Oberón, que viene a buscar a su hijo y a su reina Titania. Mi hijo será el próximo rey de la Arcadia si no lo impido: debo recorrer la ciudad de cabo a cabo junto con 3 compañeros. Seremos Sparlan, Alejandro, Bloodfire y yo.

Si lo logramos, recuperaré a mi hijo y a Roxanne, que ahora descansan en la Arcadia. Ellos dos han sido ya sanados... y por mis venas ahora corre sangre de hada.

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