La calma tan solo era fingida, o al menos eso nos pareció.
La tormenta se desencadenó furiosa, violenta y fulminante. Tan fulminante que no nos dejó salvarle.
Papá estaba fuera, paseando como todas las tardes.
Lo arrastró, lo mató. Dejó su cuerpo a nuestros pies.
miércoles, 3 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
La calma es sólo una tregua .*
ResponderEliminarPaz?... Has dicho Paz hijo mío?, nadie, creejme, nadie la imploró tanto a los Dioses...(Hécuba; Los bosques de Nyx;A. Tomeo)
ResponderEliminarLa paz, al igual que la calma, no es más que un ideal, un momento que pasa tan rápido que no podemos ni siquiera a veces percirbir... Es triste, muy triste, pero aprovecha cada segundo que se marcha levantandote la mano, porque creeme, sea en calma o no, no piensa darse la vuelta para volver.
Mentirijillas desde mireino,amigo!