lunes, 2 de noviembre de 2009

El concierto

En la iglesia, los cantos religiosos habían sido olvidados y sustituidos por algo más grandioso. El tiempo no existía, mirando sin ver, a aquellos músicos que arrancaban de sus instrumentos melodías increíbles, que transportaban a otro mundo.

Colleman los observaba inmerso en su sonido, ajeno a todo lo demás, ajeno a aquella mujer que se sentaba a su lado. Amiga y amante. Se inclinó sobre su banco en un intento de llegar a ellos, a su etereidad.

Ella le observaba. Temerosa: aquel mundo era nuevo para ella. Extendió una mano incoscientemente, haciendo el amago de acariciar su cuello y su nuca, lentamente, y vencer el frío invernal que cubría aquellos lazos sin amor.

Intentando evocar una belleza, una época ya perdida. Cerrando las viejas heridas, de errores pasados. Porque cada individuo es libre de elegir su propio destino.

5 comentarios:

  1. Somos libres porque nosotros creamos el Tiempo,la Musica en cambio nos recrea perpetuamente...no te parece?
    Un abrazo muy muy grande,hermano querido y talentoso.

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  2. el tempo, el efímero tic tac del metrónomo al son de los latidos del corazón.

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  3. Otro mundo quizá el tiempo donde hubo amor

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  4. Describís con una produndidad conmovedora?

    Tengola sensación de que debo urgar en otros posts para destripar la verdad de este.

    Desde dónde? Desde cuándo?

    Un abrazo.

    Ojalá pueda darte esta respuesta... no hay caso de dejarte comentarios, no me los toma...

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  5. ;) ya veo, para publicar debo usar Firefox, desde el Explorer no hay caso...

    Haberlo sabido antes...

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