domingo, 11 de enero de 2009

Hijo de Uriel

Una gran cúpula oscura aparece ante mis ojos. Ellos lo llaman cielo. Millones de puntos de luz lo cubren, repartidos en su gran inmensidad. Jamás podría negar que es hermoso, y tan solo tengo deseos de cruzarlo con mis alas. Estas responden de inmediato a mi pensamiento.
Se desplegan con grandeza, sorprendiendo al abad y a sus novicios. En los ojos de mi mentor espiritual puedo ver orgullo ante la magnificencia del poder de Dios.

Mi mirada vuelve hacia el cielo nocturno, y creo que puedo tocarlo. El Firmamento se vuelve pequeño y lejano, pero su imagen siempre esta ahí para reconfortar mi corazón cuando le invade el miedo. Desconozco mi pasado, pero no mi futuro: soy un Urielita, sirvo al Pontifex Maximus y a la Iglesia. Mi cometido es salvar a los fieles del Señor de las Moscas y librarles de su mal.

Y existen miles de lugares que conocer, gente que salvar y millas de distancia para volar. Y no estaré solo: mi compañia velará por mi, y yo por ellos.

1 comentario:

  1. Buena introducción para tu blog! ;)
    Mañana leo el otro, que me voy a cenar.
    Adeu Leo.

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