GAME OVER
Rezaba así la pantalla. Entonces Dale se dió por vencido y apagó su consola. La guardó en su bolsillo y suspiró de nuevo. El soñoliento T.J., al notar como se revolvía su respaldo, se incorporó para abrazársele por detrás, pasando sus brazos por alrededor de su cuello, muy quedo.
- ¿Cuando dejarás ese dichoso bichejo? ¡Me roba tiempo! - exclamó risueño T.J. mientras acariciaba con un dedo la pelirroja perilla de Dale. Éste sonrió levemente, con la mirada agachada, y apretó levemente su brazo.
- ¿Para que me quieres más si no es para ser tu cómodo asiento? - rió Dale, siguiendo el travieso tanteo.
No percibieron como miradas iban y venían hacia ellos. Nadie dijo una palabra, nadie se atrevió a interrumpir ese placentero momento.
- Calla y déjate abrazar - dijo por último T.J., hundiendose por completo en el arazo, cerrando los ojos y acurrucandose en su hombro. Dale sostuvo de nuevo sus brazos con sus propias manos, a modo de abrazo. Dejó caer su cabeza hacia atrás, en el hombro de su amigo, atesorando el silecio.
domingo, 30 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Momentos de una vida y sus circunstancias que transcurren al azar como un juego de máquinitas...
ResponderEliminarSooo, si acaso un juego se terminó, problamente sea momento de comenzar otro. O mejor aún, salir de cualquier juego -verdadero game over- para simplemente sentir y existir, cobijados en un ser humano agradable. Qué placer.
ResponderEliminarSigo a tientas en este laberinto Amigo...pero sigo.
Mi beso y Abrazo con todísimo cariño!