martes, 1 de septiembre de 2009

*

Su mirada me interroga, me busca y me adivina, pícara. Juega a esconderse entre las sábanas que cubren su cuerpo. Sus dedos tantean en mi busca, haciendose dueños de la oscuridad. La luz de la luna entra tímidamente en la habitación, dejandome ver la silueta de su cuerpo, y el brillo de sus ojos, que parpadean y se dejan entreveer entre su suave pelo.


Manos entrelazadas, que se deslizan en curvas infinitas, queriendo memorizar cada centimetro, cada movimiento, cada palabra y sonido.

Solo se separan para querer regresar, en un instante.

1 comentario: