Esta casa está vacía. Tan solo se percibe el silencio, si realmente es sensible a los sentidos. Montones de muebles, fotografías que parecen sacadas del mismo recuerdo... una vida. La luz del sol no la ilumina, hace días que se apagó. Y ahora, luchando contra una oscuridad que parece viva, hay que rescatar lo que queda.
Un nudo en el estómago, la respiración que falla, amenazando con volverse nula. Y un miedo visceral a aquello que está por venir.
viernes, 16 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No tengas miedo, no llegará aquello que temes.
ResponderEliminar