sábado, 3 de octubre de 2009

Omitamos esto

Las calles estaban atestadas de comercios, paseantes enfurecidos que luchaban por abrirse paso entre la multitud y un estruendo enloquecedor. Era un misterio conocer como se podía sobrevivir en aquellas circustancias. La vida era apasinante y a la vez deprimente en 1856.

Un diligente joven caminaba rápidamente, apartando a la masa de su camino. No podía esperar un solo segundo. En su mano, un fajo de manuscritos que amenazaban con quebrarse o perderse para siempre.

Llegó por fin a su destino, donde irrumpió sonoramente. Los escribas y demás trabajadores alzaron la mirada, asustados al ver a aquel joven airado. Lo extraño era ver como una media sonrisa cubría su rostro.
Entró en una de las habitaciones, donde un hombre barbudo y encorbado, se echaba sobre la mesa con pluma en mano. Unos gastados anteojos se apoyaban sobre su nariz, y su dueño estaba inclinado en la mesa sobre un manuscrito cuarteado y maltrecho, sobre el que escribía cuidadosas palabras.

De un salto perdió los anteojos y vio llegar al joven airado. Sorpresa e incertidumbre ardían en él:

- Diablos, ¿qué significa esto?

El joven respondió triunfante y sonriente:

- Abandonad vuestro trabajo, Núñez, solo os robaré un poco de vuestro tiempo. ¡Teneis que mandar a imprenta mi nueva obra!

Lanzó sobre el escritorio del anciano el fajo de hojas manuscritas, que tomó con delicadeza y empezó a leer.

- ¿Que pretendes con esto? ¿Ablandar los corazones del pueblo? - preguntó Núñez

- Mi sangre es esa tinta, y en con esa tinta está el Amor. ¡Todo el mundo debe conocerlo, debe buscarlo! - el joven comenzó a pasearse por la sala, en una ensoñación propia - Así sería más fácil hallarlo...

Se volvió hacia el anciano, despertando por fin.

- Espero a que esté cuanto antes! - cogió la puerta y se dispuso a salir.

- Es arriesgado, Domínguez, muy arriesgado...

Se volvió hacia Núñez en el último momento, con expresión arrogante, para decir:

- Olvida ese nombre. Soy Bécquer, Gustavo Adolfo Bécquer.

2 comentarios:

  1. Precioso... se respira desde el primer momento emoción e intriga hasta el final...

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  2. Qué fuerte y bello...escribir con sangre, mucho más que una metáfora en este caso.
    Pensar que algunos parten de este mundo sin saber qué significa, sin haber tomado riesgos, sin haberse jugado en nombre de lo único verdadero. Mi más sentido pésame para ellos y toda la admiración y respeto por los que hicieron y hacen del Amor una bandera.

    Y para Vos, mi guapo y Querido (y enigmático) Amigo, un enorme Abrazo y Beso, con todo cariño!

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