Cada palabra cae con renovada emoción, sin parar. Esperando a saber más: cuantos vivirán, cuantos morirán, cuantos destinos más estarán en mi mano. Todos cayendo, guardando en sus corazones el ser más preciado, atesorando cada momento. Esperando el momento en el que les toque morir.
Se agota el tiempo, pero no las risas, que se guardan en la memoria. Donde nunca se pierdan.
Corre la fantasía por nuestros ojos y nuestras mentes, en festival interminable. Trompetas de ángeles y trombones del demonio.
Fragmentos de un pasado inmemorial junto con un tierno y prometedor futuro
lunes, 14 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Bien sabido es que todo tiene su momento,particularmente pretérito;el momento del cual hablamos incluso ya pasó...
ResponderEliminarte envío un cálido y fuerte abrazo,muy querido amigo !!!