A aquella casa solo le faltaba arder, arder hasta los cimientos y que no se encontrara nada de ella. La sangre lo bañaba todo. En nuestros ojos se reflejaba el horror.
Esperemos que aquel imaginario no sea capaz de surcar el mar, y que se quede encerrado en aquella isla, de la que solo parecen salir desgracias.
Lilitz pierde el control, exponiendonos al peligro; Bryan y yo tomamos las riendas y huimos hacia no sabemos donde todavía. Drusila cayó en el sueño donde el más allá puede ver.
Ahora todos caemos exhaustos, asimilando lo visto y lo vivido. La pequeña Ann ahora duerme.
Por favor, volvamos a Toledo.
"No merece la pena perder lo que se quiere por algo así."
viernes, 11 de septiembre de 2009
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Lilitz te sacaba de tus casillas
ResponderEliminarTétrico... enigmático
ResponderEliminar¿Surcará el mar? Parece que las desgracias se empeñan en cernirse sobre vosotros.
ResponderEliminarNo merece la pena, ya te lo dije, Elizabeth.
Vuelve a Toledo, o a cualquier sitio al que puedas llamar hogar.