viernes, 11 de septiembre de 2009

Corazones devorados

A aquella casa solo le faltaba arder, arder hasta los cimientos y que no se encontrara nada de ella. La sangre lo bañaba todo. En nuestros ojos se reflejaba el horror.

Esperemos que aquel imaginario no sea capaz de surcar el mar, y que se quede encerrado en aquella isla, de la que solo parecen salir desgracias.

Lilitz pierde el control, exponiendonos al peligro; Bryan y yo tomamos las riendas y huimos hacia no sabemos donde todavía. Drusila cayó en el sueño donde el más allá puede ver.

Ahora todos caemos exhaustos, asimilando lo visto y lo vivido. La pequeña Ann ahora duerme.

Por favor, volvamos a Toledo.


"No merece la pena perder lo que se quiere por algo así."

3 comentarios:

  1. Lilitz te sacaba de tus casillas

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  2. ¿Surcará el mar? Parece que las desgracias se empeñan en cernirse sobre vosotros.

    No merece la pena, ya te lo dije, Elizabeth.
    Vuelve a Toledo, o a cualquier sitio al que puedas llamar hogar.

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