martes, 21 de julio de 2009

Un ojalá

El álbum de fotos descansaba en su regazo, y sobre él una mano, en ademán de protegerlo. Su protector, una de las personas cuyos recuerdos iban ligados a esas fotografías. En la otra mano un cigarrillo casi consumido.

"Otra de las razones por las que todo se perdió"

Tiro el cigarro, ya inútil, y asió aquel tesoro con ambas manos, para abrirlo y recrearse en aquellos pedazos de pasado. Junto al mar, en la antigua casa, una tarde en el parque: todo aquello se reflejaba en sus ojos y navegaba en su memoria, casi tan fresco como un ayer.

Olvidó como pasaba el tiempo, y también olvidó que aquella que también formaba parte de sus recuerdos llegaba a determinada hora. No la oyó llegar, mientras nadaba en recuerdos.

Las miradas se encontraron, incómodas y un poco anhelantes.

- Hola - dijo ella.

- Hola, ciel... Amanda - respondió él, incorporándose. - Te he traído lo que me pediste.

Le tendió el álbum, mientras ella alzaba la mano para deslizarla sobre la superficie. Esas manos que tanto adoró, que sintió tan cercanas, tan llenas de calor y de ternura. Casi se rozaron las de ambos, provocando un estremecimiento mutuo.

Amanda lo tomó cuidadosamente y lo refugió en su pecho, guardandolo como podía de todo mal. Una media sonrisa afloró en sus labios mientras bajaba la mirada hacia un punto inconcreto.

Él también sonrió, mientras guardaba sus manos en los bolsillos.

- ¿Cómo estan los niños? - preguntó.

- ... Te echan de menos, eres su padre - Amanda ensanchó la sonrisa por segundos, e hizo vagar su mirada hasta volver de nuevo - Te... ¿Te apetece tomar un café?

Sus ojos reflejaron la sorpresa en su interior.

- Claro, conozco uno por aquí cerca.

Caminan por sendero, cercanos pero ya no juntos. Tal vez como debiera ser.

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